El enfoque psicoterapéutico de la terapia Gestalt fue desarrollado a principios del siglo XX por Fritz Perls, Laura Perls y Paul Goodman. Los terapeutas de la Gestalt trabajan con sus clientes para ayudarles a resolver problemas relacionados con la imagen corporal, los problemas de crianza, el dolor crónico y los traumas. El objetivo de esta terapia es centrarse en la totalidad de un individuo, en lugar de sólo las partes, para lograr la autorrealización a través del autoconocimiento.
En este post se comentarán algunas de las técnicas y ejercicios utilizados en este enfoque.
Las técnicas que se manejan en la terapia gestalt son las mismas que se utilizan en la terapia conversacional. El terapeuta actúa como facilitador para guiarte a través de estos ejercicios y técnicas, al tiempo que crea un entorno seguro y cómodo para ti.
Estas técnicas se dividen de la siguiente manera:
Esta técnica es expresiva e integrativa y utiliza sillas para colocar elementos de la experiencia del paciente que percibe como desconectados o desintegrados y por lo tanto se debe trabajar en ellos.
Básicamente el terapeuta coloca representaciones de otras personas y partes de la experiencia del paciente (incluidas las experiencias internas) en una silla vacía situada frente a él.
Esta técnica se utiliza para ayudar a los pacientes a ver cómo los distintos aspectos o elementos de sí mismos interactúan y se relacionan entre sí. También puede ser útil para ayudar a los pacientes a aceptar que ciertas emociones no siempre van juntas y no tienen por qué conectarse en un momento dado: pueden existir de forma independiente sin negarse unas a otras.
La premisa principal de este ejercicio es doble: en primer lugar, permite una nueva toma de conciencia respecto a las conexiones emocionales entre objetos o pensamientos aparentemente dispares; en segundo lugar, fomenta la integración al permitir que estas entidades separadas pero vinculadas se unan en la conciencia del yo.
Un ejemplo de cómo se realiza esta terapia es colocar imaginariamente en una silla frente al paciente a una persona con la que se tiene conflicto. El paciente debe expresar lo que siente respecto a esa persona y, posteriormente, debe sentarse en la silla vacía y fingir como si fuera el otro, para así imaginar cómo reaccionaría al oír esas palabras.
Otro ejemplo sería que en lugar de que la persona con la que tiene conflicto esté en la silla, va a imaginar que esa persona es el terapeuta, y le tiene que hablar como tal, a lo cual el terapeuta le puede responder mediante un feedback para suavizar la tensión que se pueda generar.
El terapeuta debe guiar al paciente en este proceso pidiéndole que cree una imagen en el ojo de su mente y que describa lo que ve.
Después, depende del terapeuta si decide o no utilizar alguna parte de esa representación en sesiones posteriores de terapia. Si es así, se coloca una silla vacía junto a esa persona o se imagina otra figura representativa de otro ámbito de la vida sentada en otra silla frente a la imagen original.
Por ejemplo: si una madre se imaginara a su hijo sentado frente a ella, podría imaginarlo con los brazos cruzados sobre el pecho mientras mira con rabia hacia otro lado. Son representaciones sencillas, pero pueden ayudar a provocar emociones fuertes. Tener dos sillas permitiría entonces que la madre se imagine a sí misma sentada frente a su hijo, con una silla vacía colocada entre ambos.
Esta técnica pretende ayudar a las personas a explorar cómo están conectadas sus experiencias. También puede utilizarse como una forma de terapia de exposición para quienes tienen dificultades para identificar o comunicar las emociones que sienten. Al colocar estas imágenes y representaciones, una al lado de la otra, los pacientes empezarán a ver cómo se relacionan los distintos elementos no sólo entre sí, sino también dentro de ellos mismos.
Si se enfoca a la ansiedad, este ejercicio podría hacer aflorar sentimientos de ira hacia uno mismo o hacia objetos estrechamente relacionados (como los miembros de la familia), ya que estas conexiones a menudo no se reconocen hasta que se hacen conscientes por otros medios.
Otro ejemplo de lucha con uno mismo en las personas con ansiedad se puede explicar por el hecho de que no quieren sentir sus sensaciones ni miedos, por lo cual se sienten divididas como en dos, volviendo una parte vulnerable y aumentando sus temores, y la otra fuerte, sin miedos. Para este caso, la técnica de la silla vacía se puede aplicar con las dos partes de un mismo ser, y se efectuaría de tal forma que el paciente va cambiando de silla mientras forma un diálogo entre sus dos partes, escuchándose para llegar a la integración de uno solo.
Para las técnicas proyectivas se hace uso de mediadores artísticos como imágenes, dibujos, colores o música.
En la terapia artística, el paciente también puede utilizar distintos materiales para representar una parte del yo que no es accesible conscientemente.
Por ejemplo, si un niño ha sufrido un abuso pero no se atreve a hablar de esta experiencia verbalmente con su terapeuta, puede optar por crear una imagen utilizando lápices de colores y papel.
En las técnicas proyectivas, como las actividades de dibujo, hay que soltar el control sobre lo que emerge de su subconsciente en la página.
La actividad de dibujo puede utilizarse para cualquier grupo de edad y en todos los niveles de desarrollo emocional. Los niños suelen idear imágenes sin palabras, mientras que los adultos tienden a una imaginería más narrativa en la que cuentan verbalmente historias o relatos.
Las técnicas proyectivas se utilizan a menudo para explorar determinadas áreas de la personalidad que no pueden explorarse mediante la comunicación verbal. Entre ellas se encuentran estados como el trauma y los miedos (incluida la muerte), emociones como la ira y la sexualidad, impulsos creativos o procesos inconscientes.
Se ha demostrado que el uso de técnicas proyectivas aumenta la motivación para la recuperación de los problemas psicológicos, porque dan a las personas la oportunidad tanto de expresarse creativamente como de identificar las conexiones simbólicas entre las distintas partes de la experiencia humana.
Gracias a estos mediadores artísticos, ya sea pintura, escultura, escritura, etc, el paciente se puede expresar, por lo que funcionan como una vía de exploración de la experiencia del paciente, tanto sus proyecciones como introyecciones.
Las técnicas proyectivas se utilizan en la terapia Gestalt para ayudar a los pacientes a reconocer sus experiencias como parte de una imagen más amplia, tanto a nivel interpersonal como dentro del yo. El objetivo es que lleguen a conclusiones sobre este "cuadro mayor" a través de medios intuitivos como el trabajo proyectivo en lugar del análisis racional.
Técnica de Asuntos Pendientes
Su objetivo es trabajar con los asuntos que aún no han sido resueltos y que de cierta forma limitan al paciente a hacer ciertas cosas de su rutina. Esta técnica es una forma de abordar lo que todavía no se ha resuelto en la vida del paciente.
Los asuntos inacabados pueden abarcar el no poder tener hijos, dificultades con la intimidad, problemas en el trabajo o abandono por parte de los padres o hermanos.
Los asuntos pendientes son algo que aún no se ha resuelto en nuestra vida, por lo que esta técnica puede ayudarnos a tratarlos y a trabajar bien para evitar problemas o limitaciones en la rutina diaria.
Una de las formas en que se trabaja con esta técnica es la siguiente:
El objetivo es que la persona logre identificar si aquella percepción acerca de alguien se trata de una realidad o una mera proyección de sí mismo .
La forma en que se trabaja es la siguiente:
Cuando se identifica una proyección, hay que aclarar qué ha proyectado la persona y por qué.
De este modo, podemos comprender mejor nuestras relaciones interpersonales con los demás mediante las técnicas de la terapia Gestalt.
La terapia Gestalt grupal proviene del modelo del psicoanálisis trabajado por Perls. En ella se trabaja con la problemática de las diferentes personas que conforman el grupo para cambiar. La terapia de grupo gestáltica es una técnica que trabaja con la situación y no sólo con los problemas individuales de cada persona.
El grupo facilita la identificación emocional con la experiencia de los demás y consigue la apertura al propio mundo interno. La terapia gestáltica de grupo es una modalidad que ayuda al grupo a trabajar lo que ocurre en él sin afectar a los problemas individuales de cada persona.
La sesión de terapia gestáltica de grupo tiene varias fases:
Consiste en tener un momento para conectar con los demás y compartir cómo nos sentimos al estar allí, así como cualquier otro sentimiento o pensamiento de antes de entrar a la sala. Esto nos permite tener experiencias compartidas para que las personas puedan verlas desde diferentes perspectivas e identificar puntos comunes entre los miembros del grupo. De este modo se construye la confianza dentro del equipo.
Tras el gesto de apertura, los participantes se centran juntos en una experiencia que hayan tenido durante la semana, compartiendo partes entre todos pero también pidiendo aclaraciones sobre lo que no se entiende. Después, cada persona puede expresar su propio punto de vista sobre la experiencia.
Cuando los participantes comparten sus experiencias entre sí pueden dar su opinión sin temor a herir a otro miembro del grupo, porque se hará de forma anónima y sólo a través de ejercicios gestálticos.
Permite identificar a los miembros del grupo cuáles son los nuevos puntos en lo que quieren cambiar o mejorar, así saben cuánto trabajo queda por hacer y si hay mejoras que se han conseguido desde la última vez.
Esto ayuda a avanzar juntos como equipo y fomenta la buena comunicación entre los compañeros.
Por último, después de compartir las experiencias e ideas, se cierra la experiencia de grupo con una retroalimentación.
Las situaciones vividas por cada miembro del grupo tienen un eco en el resto de las personas, movilizando en cada una diferentes emociones y escenas de su propia vida.
Cada persona forma una figura (lo que ve o importa) y fondo (el resto de la situación que no percibe como importante o ignora) de las situaciones dependiendo su percepción o esquemas mentales. Esto puede quedar más claro si nos basamos en las técnicas proyectivas artísticas de la gestalt.
Una forma de aplicarlo en personas con ansiedad es pedirles que describan una imagen, una fotografía u obra de arte donde aparezca una o varias personas: ¿Qué está viendo? ¿Qué está pasando? ¿Qué sienten las personas que están en la imagen? Y anotar todo esto en un papel.
Posteriormente, mostrarle la imagen y describirle lo que vería una persona sin ansiedad, para así explicarle y demostrarle que una misma situación puede ser vista de diferentes maneras dependiendo de la percepción de cada persona.
La terapia Gestalt es un tipo de psicoterapia que se centra en la persona en su totalidad e incluye una exploración de su entorno. Y la terapia gestáltica de grupo puede ayudar a las personas que están viviendo con alguna situación en particular, como la adicción o la depresión.
Las diferentes técnicas empleadas por los terapeutas gestálticos incluyen la conciencia corporal, la aceptación, la confrontación (que ayuda a romper las defensas) y la autoconciencia. Estas técnicas sirven para ayudar a alguien a ser más consciente de lo que siente y de por qué lo siente, lo que le hace más capaz de tomar decisiones saludables para sí mismo en el futuro.
Si tienes alguna pregunta sobre este tipo de terapias o quieres información sobre otras opciones disponibles, ¡comunícate con nosotros!
Pero antes de despedirnos, queremos recordarte que toda la información que aquí te compartimos no sustituyen lo que es una terapia psicológica o un diagnóstico, por lo que te invitamos a buscar ayuda profesional para encontrar la guía adecuada.
Fuente: Texto escrito desde cero por María Milagros.
Colaboradores: María Milagros y Pablo Aparicio.
Complementado con Jasper.