La terapia Gestalt es un enfoque psicoterapéutico cuyos estudios comenzaron a principios del siglo XX, sin embargo fue hasta 1951 que Fritz Perls publicó un artículo y fundó el instituto de la Gestalt en Nueva York un año después. Esta terapia tiene como objetivo permitirle al paciente alcanzar su desarrollo personal, ser más completo, vivir creativamente, liberándolo de aquellos síntomas que le impiden llegar a su autorrealización, centrándose en la responsabilidad personal, la conciencia de los pensamientos, sentimientos y el contacto con el entorno en el momento presente.
Al centrarse en el paciente y su conexión con el tiempo presente, el aquí y el ahora. La terapia Gestalt no sólo los ayuda a solventar o sobreponerse a los síntomas de malestar, sino que les permite obtener la capacidad de aceptación y responsabilidad para así lograr la autorregulación.
Por eso mismo, ayuda a las personas con problemas como patrones de conducta, relaciones interpersonales, procesos atascados, dificultad en su atención o concentración, baja autoestima, así como el manejo de la ansiedad, entre otros.
Este enfoque consiste en que se practiquen técnicas y estrategias que le permitan al paciente aumentar la conciencia de sí mismo para hacerse responsable de sus pensamientos, emociones y acciones; a su vez, le ayuda a concluir situaciones del pasado que se siguen manifestando y repercutiendo en la actualidad llevándolo a la infelicidad.
El objetivo principal es explorar los problemas actuales que preocupan o desconciertan al paciente, utilizando los cinco sentidos así como la conciencia corporal y siendo consciente de los pensamientos y sentimientos del pasado y del momento presente.
Los terapeutas de la Gestalt creen que las personas pueden quedarse atascadas en determinados patrones o formas de pensar sobre sí mismas que les provocan dificultades como los trastornos de ansiedad.
En esta forma de psicoterapia es importante no esforzarse demasiado, sino permitir que tu experiencia suceda, sin juzgarte, hasta que empieces a sentirte mejor de nuevo.
No tienes de qué preocuparte, porque la terapia Gestalt es como muchas otras formas de psicoterapia. Por ejemplo, normalmente se te anima a hablar de tus problemas y a explorar cómo pueden afectar la forma en que te experimentas a ti mismo, a los demás o a tu entorno.
Sin embargo, hay algunas diferencias clave; aquí te mencionamos algunas:
Uno de los problemas más comunes que trata la terapia Gestalt son los tipos de ansiedad, pues estos pueden deberse a nuestra forma errónea de percibir las situaciones, ya que nos enfocamos en momentos del pasado o futuro que nos desconectan de la realidad, de nuestro presente, impidiéndonos aceptarlo y encontrarle soluciones verdaderas. También nos pueden llevar a mantener pensamientos obsesivos o negativos.
Asimismo, la terapia Gestalt resulta útil para las personas con problemas de atención y concentración como el TDAH, el TDA/H o la dislexia, debido a que estos pensamientos que nos impiden funcionar adecuadamente se mantienen por la desconexión de nosotros mismos y nuestro entorno, lo que se busca solucionar y trabajar en dicha terapia.
Las diferencias entre la terapia gestalt y el psicoanálisis radican en que la primera está basada en los procesos psicológicos del individuo en el presente: qué piensa, qué y cómo siente, cómo percibe su situación y cómo le afecta en su funcionamiento diario, todo visto a través de estrategias existenciales, es decir, en las que se utilizan los órganos de los sentidos, para conectarse con la situación y consigo mismo, liberándolo de sus asuntos inconclusos o bloqueos que le impiden su satisfacción plena y crecimiento.
Mientras que el psicoanálisis se centra en los procesos psicológicos del pasado: qué vivió, cómo fue criado, y cómo esto determina el presente del sujeto. Por ello su manera de intervención suele ser mediante la conversación, profundizando en su estilo de vida y problemas del pasado para ayudarle a comprenderlo y así no se repita en su presente.
Entre la Gestalt y la terapia cognitivo-conductual hay ciertas diferencias. La primera hace hincapié en la conciencia de la persona sobre su propia responsabilidad en cualquier situación y en cómo puede tomar el control de la misma cambiando sus percepciones.
Por otro lado, la terapia cognitivo-conductual se basa en un enfoque más científico para comprender cómo los pensamientos afectan a las emociones y al comportamiento, haciendo énfasis en la identificación de patrones de pensamiento negativos o distorsionados.
La terapia Gestalt es una excelente alternativa para tratar la ansiedad, debido a que se centra en estrategias experienciales del momento presente más que en ayudarte a manejar los síntomas, y esto lo logra mediante la aceptación y reconexión con tu realidad y contigo mismo. Te permite alcanzar tu desarrollo personal, así como la responsabilidad y la creatividad para obtener la autorrealización.
Gran parte del éxito de la terapia se basa en esforzarse al máximo y superar cualquier molestia o dolor que se produzca. Sin embargo, en la terapia gestáltica se hace hincapié en la flexibilidad: si algo no funciona para alguien, debe encontrar otra forma de avanzar.
Si aparte quieres conocer otros tipos de terapias para la ansiedad, ¡visita nuestra página!
Pero antes de despedirnos, queremos recordarte que toda la información que aquí te compartimos no sustituyen lo que es una terapia psicológica o un diagnóstico. Por lo que te invitamos a buscar ayuda profesional para encontrar la guía adecuada.
Fuente: Texto escrito desde cero por María Milagros.
Colaboradores: María Milagros y Pablo Aparicio.
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