La terapia de pareja tiene como objetivo determinar qué es lo que no está funcionando en la relación y acompañar en el proceso de sanación para la evolución y fortalecimiento de la misma.
Una de las causas más frecuentes para buscar este tipo de atención son los problemas en la sexualidad.
Para que una pareja funcione, es necesario que estén presentes tres aspectos en la relación:
1- Una relación de mejores amigos. Es decir, que las personas se sientan como si estuvieran con un gran amigo, en un ambiente relajada, sin sentirse juzgados, evaluados, burlados o menospreciados. Una persona con la que puedas platicar, reír, aburrirte, ser honesto, pasar tiempo juntos. La emoción central es la alegría de compartir, la reciprocidad, pasarlo bien con la otra persona y estar tranquilos. Tener proyectos en común con la persona que se ama. Sentir alegría de que el otro exista, así como nos pasa con los amigos.
Lo que diferencia una amistad de una relación de pareja es el segundo aspecto:
2- Debe haber erotismo. Con esto nos referimos a todo el contacto físico e intimidad que hay en la pareja: besos, abrazos, caricias, masajes, bañarse juntos, fajes, relación sexual, etc. La intimidad o el erotismo no es sólo el coito como tal, sino todas las actividades que implican un contacto físico que genere sensaciones placenteras y de disfrute. Implica el sentimiento de atracción por el otro, el deseo sexual, la pasión.
3- El tercer aspecto es el cuidado y protección por la otra persona. El estar al pendiente de las cuestiones básicas (casa, comida, ropa), así como cuando hay enfermedad o situaciones que requieren el apoyo y cuidado de la pareja. El sentir ternura, ser delicados con la pareja, sin maltrato, sin violencia. Es cuidar del otro, que su dolor nos duela (empatía) y buscar el bien del ser amado.
Walter Riso nos dice que "un amor completo, sano y gratificante, que nos acerque más a la tranquilidad que al sufrimiento, requiere de la conjugación de tres factores: deseo, amistad y ternura."
En otras palabras, una relación de pareja saludable requiere de un equilibrio justo entre estos tres elementos. Sin embargo, conseguir este tipo de vínculo no es garantía de una buena relación. Eso sí: son factores que van a determinar que una relación pueda ser sana, ya que si no contamos con estos aspectos, la relación puede desequilibrarse e inclinarse más hacia el malestar y el enfado.
Recuerda que los momentos íntimos con la pareja juegan un papel muy importante en la unidad y estabilidad de la relación e influyen en la salud emocional de sus integrantes. Las relaciones sexuales hacen que ambos miembros sientan una conexión única, pero cuando esto falla, los cimientos que sustentan la relación afectiva pueden desestabilizarse.
Según las investigaciones recientes, aproximadamente el 20 % de los hombres no están satisfechos con su vida sexual y sólo un 30 % de las mujeres afirma estarlo. Sin embargo, sólo un tercio de las personas afectadas busca ayuda psicológica a pesar de que los beneficios de la terapia sexual están más que demostrados.
Es por esta razón que muchas parejas acuden a terapia de pareja, por tener problemas en la intimidad y sexualidad. Por ser un aspecto determinante para la relación, al tener conflictos en esta área se va quebrando la relación poco a poco, afectando en las demás. Al dejar de tener intimidad, se genera una separación entre las dos personas que puede concluir en una ruptura.
Primero vamos a definir qué sería lo esperado en la relación en el tema de la sexualidad.
Es difícil definir este aspecto como qué sería normal y qué no. En primera, porque es complicado definir algo como “normal”, y, en segunda, porque vivir la sexualidad es algo muy personal e individual.
Vamos a decir que una pareja atraviesa unas etapas en las que puede presentarse un alto deseo sexual, y otras en las que no, pero sigue estando presente el deseo de intimidad, de tener actividades de cercanía y disfrute, sin necesariamente llegar al acto sexual en sí.
La sexualidad se puede vivir libremente con la pareja, siempre y cuando no se lastimen a sí mismos ni a la otra persona. Si hay dolor, presión, chantaje, entonces no está siendo una manera saludable de vivir la sexualidad.
Pero si hay consentimiento, disfrute y gozo, entonces estamos viviendo una sexualidad sana, sin importar tanto la frecuencia.
Dentro de esta descripción, los problemas que puede presentar la pareja en cuestiones de sexualidad son los siguientes:
Como podemos ver, son varios los aspectos que influyen en la sexualidad de la pareja. Factores que están totalmente relacionados con la mente y las emociones.
Es por eso que debemos trabajar a nivel de las emociones y los pensamientos, para después poder pasar a la parte física.
En donde revisamos y trabajamos la manera de relacionarse como pareja y con su sexualidad, lo cual incluye el modo de comunicarse, convivir y expresar afecto.
Al inicio de la terapia sexual, siempre se evalúa cuidadosamente cada caso particular para determinar cuál es el tratamiento más adecuado.
El vivir la sexualidad en pareja involucra un conjunto de comportamientos y de interacciones íntimas, las cuales deben ser fluidas, espontáneas, placenteras, y nutritivas para la relación. Al final, es una de las formas básicas de expresar el afecto por la otra persona.
La conducta sexual no se utiliza sólo para expresar amor, pero siempre que hay amor de pareja, hay sexualidad (salvo en las excepciones de las personas asexuales). Esto no significa que quererse mucho implique hacer mucho el amor, pero sí encontrar un equilibrio en la manera de vivir juntos el sexo. Una compatibilidad difícil de describir con palabras, porque tiene más que ver con la química que con lo racional o lo lógico.
Por ende, si en una relación de pareja surge un desajuste a nivel de la sexualidad, es posible que en un inicio no ocurra nada significativo, pero a mediano y largo plazo van apareciendo dificultades y momentos de tensión que pueden ir desgastando la relación. Puede llegar a generarse una reacción en cadena, que se puede sumar a otras dificultades por las que está pasando la relación, facilitando que empiece a manifestarse una crisis de pareja.
De la misma manera, los problemas de pareja que en un principio no tienen que ver con lo sexual, pueden “filtrarse” también en ese ámbito de la relación. Es casi imposible disociar totalmente las relaciones sexuales del resto de las cosas que pasan en una relación de pareja.
Es necesario destacar que no es indispensable tener problemas graves para acudir a este tipo de terapia, pues la terapia sexual también puede ser útil para tratar otros asuntos. Por ejemplo, para variar y enriquecer el repertorio erótico de la pareja o para desarrollar habilidades sociales en el ámbito de la sexualidad.
Si un día despertaras y no pudieras ver o escuchar, inmediatamente asistirías al médico para saber qué pasa. Asimismo, si algo no está funcionando con tu sexualidad, es igual de importante buscar atención profesional para darle solución. Ya que, muchas veces, este tipo de malestares se guardan y se deja pasar mucho tiempo, hasta que ha generado otras problemáticas en la relación.
Por eso es muy importante que si hoy estás teniendo problemas con tu sexualidad, busques ayuda con un profesional especializado en el tema.
¡Visita nuestra página para más información sobre la terapia de pareja!
Antes de despedirnos, queremos recordarte que toda la información que aquí te compartimos, así como las recomendaciones que hacemos, no sustituyen lo que es una terapia psicológica o un diagnóstico. Por lo que te invitamos a buscar ayuda profesional para encontrar la guía adecuada.
Colaboradores: Katia Alanis.