¿Y después de la ansiedad… qué? Después de las sensaciones, de sentirte raro por sentirte "normal", de pensar en eso todo el día… ¿ahora que?
Recuerdo esa sensación de pérdida o vacío depresivo que a veces llegaba después de estar un par de días sin ansiedad. Era como una angustia de querer saber qué seguía o en qué podía ocupar mi mente…o en qué iba a usar mi tiempo.
En mi caso, ésta angustia venía porque en realidad no tenía claro qué quería hacer de mi vida y la ansiedad me había servido muy bien de distractor para no tomar las riendas de mis decisiones..para no crecer por así decirlo.
Y lo que mas me ayudó en su momento fue cuando decidí que si no sabía qué onda con mi vida…entonces me iba a dedicar a hacer absolutamente todo lo que se me antojara en el momento que se me antojara. Y sí… quizás a veces caí en algún extremo de dejarme llevar por mis sensaciones, pero sólo así fue que me conocí y pude ver qué era lo que me gustaba.
Me olvidé del pretexto de no tener dinero, pedí ayuda y me fui a la playa, y ahí fue que aprendí, o mas bien recordé lo que era sentirme en paz aunque no tuviera nada que hacer o nada en que pensar.Creo que es importante darnos esta oportunidad de abrirnos a la incertidumbre, dejarla estar y enfocarnos a vivir el momento presente, viendo que con el solo hecho de estar vivo y experimentar la vida misma…es suficiente.
Por eso te recomiendo que te abras a esa incertidumbre o ambigüedad. Que no quieras resolver todo al mismo tiempo y te des chance de vivir ese momento en el que no hay ansiedad…y no hay nada más.
En ese momento en el que nos enfrentamos a la nada…que quizás podamos reconocer el todo en nuestro interior, conectados con el todo del exterior.
Así es que recibe y déjate sentir esos momentos sin ansiedad, agradece por ellos y abre tu mirada interior a sentirte y tu mirada exterior a experimentar la vida.
Descubre que no necesitas ansiedad para sentirte tu mismo. Que no necesitas un plan o ser productivo para tener tu conciencia en paz. Que no necesitas saber qué va a pasar para darte permiso de disfrutar.
Recuerda que con existir basta, y pregúntate en cada momento… ¿qué se me antoja? y poco a poco, escuchando esos antojos, te irá reconociendo y sintiéndote…y te iras acercando cada vez mas a esa sensación de certeza y confianza de que tan sólo basta con respirar… para poder en paz estar.