Volver a sentirte a salvo y superar la ansiedad es algo que requiere soltar y confiar.
En este último mes he podido sentir el proceso de estar en alerta y relajar varias veces, desde el temblor, después dar en adopción a mi perro y la última semana enfrentarme a un reto de salud con mi hijo.
Todo esto que ha pasado me ha llevado a sentir el proceso varias veces en este mes de activar la alerta, la tensión, el susto, enfrentar la situación, lidiar con las emociones que esa situación generó en mi, enfocarme en lo más importante…resolver y después volver al presente para sentirme a salvo y continuar.
Tanto con el temblor como con este episodio de mi hijo, he aprendido que llega un momento en el que el shock y las emociones pasan (claro, sintiéndolas y haciendo algo con ellas), para darle lugar a volver a confiar.
Es como volver a confiar en la Tierra, igual que volver a confiar en el cuerpo de mi hijo. Volver a confiar en que yo y mi familia estamos a salvo, confiar más en el presente, en lo que los hechos de este momento me dicen, haciendo todo lo posible para asegurar que así sea, haciendo todo lo que está en mis manos para después… permitir el paso del tiempo y aceptar que estoy fuera de peligro.
Y así lo he vivido, pero ahora que te lo escribo, creo que el proceso ha de ir al revés. Es saber que estoy a salvo pase lo que pase (aunque en algún momento la parte humana me haga sentir en peligro) saber que en la última de las instancias, en mi vida espiritual y de esencia, siempre estoy a salvo.
Y es que esto es un tema que tiene que ver con aprender a apagar la alerta en nuestro cerebro, la cual a la larga genera las sensaciones y emociones propias de la ansiedad. Y en mi caso, en esta situación, para poder apagar la alerta he tenido que abarcar todas las posibilidades de solución y de prevención, y recordar que en el último de los sentidos, lo estoy, lo estamos…
Pasa que cuando tenemos un antecedente con ansiedad a veces (no siempre) con situaciones donde percibimos que hay un riesgo o un peligro, se nos puede reactivar la alerta, como si estuvieras en un peligro inminente y sintiéndote totalmente desprotegido, esto sobre todo si en nuestra infancia por alguna razón experimentamos esto muy fuerte o muy constante.
Por eso a lo largo de este mes he aprendido a volver a generarme este sentimiento de estar a salvo y sentirme segura, sabiendo que no estoy en las mismas situaciones en las que alguna vez me sentí en peligro, y reconociendo que realmente los superé y quizás fue más mi percepción que la realidad y que al final del día.. aquí estoy. Reconocer eso, estar en el presente y permitirme sentir, ha sido lo que más me ha ayudado para sí sentir miedo y dolor emocional… pero sin ese bloqueo o ansiedad extrema que no me permitiera seguir haciendo lo que quiero.
Ahora, no se trata de caer en una confianza ciega que parezca negligencia, sino en atender lo que está pasando, resolverlo… y confiar en que lo que estás haciendo es lo mejor que puedes hacer, y que es suficiente, que hiciste lo que te toca para después ver los hechos y poder desde el presente, ir paso a paso con lo que va pasando mientras que te recuerdas que puedes confiar para poder soltar y relajar.
Creo que no podemos vivir en alerta todo el tiempo, más bien, la alerta nos debe de servir para accionarnos hacia las soluciones. Y si la alerta proviene de un lugar indefinido, buscar las cosas indefinidas que necesitas resolver. A la mejor se trata de resolver expresando más lo que sientes, poner límites o hacer lo que te apasiona, no tiene que ser algo complicado o difícil de encontrar… pero la idea es que resuelvas, que hagas lo que tienes que hacer, y después, ya que sientes que todo está en su lugar.. soltar y confiar.
Aunque como te digo, quizás no tiene por qué ser el “hacer todo lo posible y después confiar”, creo que podemos confiar… como base, a la par de que hacemos todo lo que está en nuestras manos para resolver y proveernos de bienestar.
Pues hacerlo así (hago y luego confío) significaría que no confiamos en el fondo y que de nuestra acción y resultados dependería el poder hacerlo… y ahí yo estaría cayendo en la configuración de la alerta ¿cierto?
Como te digo, va más profundo, es confiar en que pase lo que pase estarás bien, sabiendo que quizás no confías porque en algún momento desconfiaste mucho… o te sentiste muy lastimado por la vida o por los demás, pero que no por eso significa que tengas que estarte defendiendo y controlando todo lo que sucede para poder darte el permiso de hacer lo que te toca con una actitud de confianza y relajación.
Ahora, claro que la tensión funciona, para eso la tenemos, para usarla hacia el movimiento y la solución, simplemente que quizás nos ayude hacerlo con un sentimiento profundo de saber que en el fondo de nuestro ser ya estamos a salvo.
Así es que así me encuentro ahora, y espero que mi experiencia te pueda ayudar. Pues después de esta semana comprobé que la mejor forma de no caer en ansiedad ante momentos difíciles, es dejarme sentir el miedo, la angustia, la incertidumbre y la tristeza, permitirme sentir, llorar… darme el tiempo para escribir sobre lo que siento y a la par de hacer todo lo que está en mis manos y a mi alcance para asegurar mi bienestar.
También me ayuda mucho no tenerle miedo a la ansiedad, pues aunque la volviera a sentir, sabría que es pasajera y que puedo sentirla con confianza.
Unos días antes de vivir todo esto hice este audio sobre cómo volver a sentirte a salvo, te lo comparto aquí debajo.
Como conclusión te comparto que no importa cuántas veces necesitamos restaurar nuestro sentido de confianza en nosotros y en la vida, cada vez se nos hará más fácil y aumentaremos esa fortaleza interior ante las situaciones de la vida, cada vez podremos comprobar con mayor facilidad que casi todo es pasajero, y que lo que prevalece es qué tanto nos entregamos a lo que vivimos y lo que hicimos con ello.
Como dice Brené Brown, no importa tanto la historia que tuviste o la que te cuentas, siempre tienes la oportunidad de apropiarte de tu historia y escribir su final, y yo agregaría, siempre puedes escribir cómo quieres vivir este momento.
En mi caso, escribir mi presente se está tratando de permitirme ser y sentir lo que está pasando ahora, sin juzgarme, sin aferrarme a cambiarlo rápido… con la certeza de que es pasajero y que lo que importa no es tanto lo que vivo, sino cómo lo vivo en mi interior… y si en mi interior hay miedo o hay tristeza, con Mindfulness he aprendido que puedo amar eso que es, puedo vivirlo y no tiene por qué ser “el fin del mundo” si las vivo… simplemente, significa que soy humana y que estoy viviendo.
Así es que a vivir, eso es lo que todo esto me está enseñando, se trata de vivir y ya, con lo que hay, con lo que es, entregando mi corazón y lo mejor de mi a esta experiencia. Y recuerda, a veces nos sale y a veces no… pero ahí está la intención y cuando la vivimos, reconforta, sana y fortalece nuestro interior.
Y en este audio te comparto cómo dejar de estar alerta: