Si mostrar que tienes ansiedad te hace creer que algo de esto puede pasar, sentirás vergüenza por sentirla.
Pero hay que comprender que esto es un taboo social, que es algo que ya estamos superando, que cada vez hay tanto más personas con ansiedad, como más personas que sabemos de la importancia de atender nuestra salud mental, igual que hacemos con la salud emocional.
Cuando iba de brigadas médicas psicológicas a la comunidad de Lerma, en el Estado de México mientras estudiaba psicología en la Anáhuac, era impresionante ver que la fila para consulta médica era unas 10 veces más larga que la fila para consulta psicológica. Nos empezamos a dar cuenta que las personas se sentían avergonzadas nada más de formarse ahí, de que los demás vieran que necesitaban ayuda de un psicólogo. Además, descubrimos que el simple hecho de llamarnos psicólogos nos etiquetaba como “loqueros”, y que obviamente, quien fuera con nosotros, sería considerado un loco.
Les preguntábamos ¿quiere venir a platicar con nosotros? ¿somos psicólogos? y sus respuestas eran ¡no qué! ni que estuviera loco…
Entonces, empezamos a cambiar las palabras, decíamos que éramos orientadores, que dábamos apoyo emocional, que estábamos ahí para platicar, cambiamos el letrero de “consulta psicológica”, por el de “¿Quieres platicar?”, y maravillosamente, la gente empezó a pasar, hasta que nuestras filas ya eran casi iguales a la de los médicos. Y he de decirte, que esas consultas que di fueron increíbles y muy importantes para mi como psicóloga, pues comprendí que en el fondo todos necesitamos un espacio de escucha empática y que eso, inclusive, nos hace más fuertes.
Y en estos últimos 10 años he podido ser testigo del cambio que se ha dado a nivel cultural y social y cómo ya hay más aceptación y diálogo hacia estos temas, aunque creo que todavía necesitamos hacer un esfuerzo en que esto siga sucediendo, pues sí, veo muchas personas avergonzadas por si quiera tener emociones, por llorar, por decir que están tristes, y mucho más, por sentir que tienen ansiedad.
Ahora imagínate, yo, siendo psicóloga recién graduada, que salí siendo parte de varios grupos estudiantiles, que participé en muchas actividades escolares, que salí con un muy buen promedio, que tantas personas tenían expectativas sobre mí (cosa que lógicamente me presionaba) y en lugar de hacer todo eso, me encontraba teniendo ataques de pánico de un día para el otro.
Me daba toda la pena del mundo decirle a mis amigos psicólogos, de ir si quiera a pedir ayuda a mi facultad, de aceptarle a mis papás lo que me estaba pasando, después de haber estado los últimos 4 años dándoles “lecciones” de vida… Pero aún así, aún con todo y vergüenza, lo hice. Y dije lo que me estaba pasando porque como psicóloga sabía que esto era importante, que no podía vivir esto yo sola.
De por sí ya es muy difícil vivir con ansiedad, ¿por qué queremos cargar con todo eso solos? La respuesta es, porque queremos que los demás nos quieran y nos acepten.
Obviamente, queremos mantener una imagen de perfección, de fuertes, de capaces. y tener ansiedad si algo nos hace sentir, es que no lo somos. Nos sentimos raros, débiles, fuera de nosotros, con pensamientos feos, sensaciones extrañas… lógicamente, que te sientes avergonzado, pero mi mensaje es: no tienes por qué estarlo, y no hay nada de malo con que en este momento de tu vida necesites ayuda.
Eres un ser humano, y quizás no has tenido la oportunidad de que alguien te diga cómo manejar las emociones, quizás no tuviste modelos positivos y asertivos de manejo del estrés, de los problemas, quizás no sabes cómo enfrentar y resolver, quizás aprendiste a cargar de más, quizás eres sensible, humano y ¡es normal que te sientas así!
Además, vivimos en un momento muy estresante, muy estimulante y de presión hacia el tiempo y las metas que nos ponemos, nos comparamos… y muchas otras cosas más que socialmente traemos.
Y por si fuera poco, probablemente de niño viviste cosas que te llevaron a protegerte, a estar en alerta… también puedes revisar en este post las posibles causas de tu infancia en lo que sientes ahora.
Entonces, no es que seas víctima del pasado y de la sociedad, pero un poco sí, y hay que reconocerlo, hay mucha influencia del exterior. Pero también, por alguna razón… tú has aceptado las cargas, tú has aceptado ciertas formas de pensar, y ahora es momento, de tomar la responsabilidad de ti, de tu vida y de tu porvenir.
Así es que en lugar de sentirte avergonzado por tener ansiedad, siéntete orgulloso de que estás haciendo algo por ti, por mejorar. A diferencia quizás de muchas personas que también tienen ansiedad pero no hacen nada por ayudarse, si tú estás aquí, es que sí quieres mejorar, entonces, si le vas a decir a los demás que tienes ansiedad, hazlo con orgullo y también dejándote mostrar vulnerable.
Pues esa es la realidad, no nos avergonzamos tanto de tener ansiedad, sino de sentirnos vulnerables. Nos avergonzamos de no ser esa persona que en teoría somos, tan fuertes y tan poderosas, tan aguantadoras, nos avergonzamos de que de un momento al otro en lugar de ayudar a todos (cosa que quizás siempre haces) te encuentras ¡pidiendo ayuda!
Realmente nos da vergüenza decir no puedo, no voy, no me alcanza, no quiero, no lo voy a hacer, no tengo fuerzas, ayúdame.
Eso es lo que en realidad nos avergüenza, el decir me sobrepasé, es demasiado, necesito ayuda…
Y a veces, en lugar de aceptar esa verdadera “neta del planeta”, nos empezamos a juzgar a nosotros mismos diciéndonos: soy un débil, soy un enfermo, soy un neurótico, estoy defectuoso, nadie me va a querer, soy un ridiculo, así nadie me va a querer… siempre estaré así
Todo esto, todo esto te dices, simplemente porque crees que tener ansiedad es algo de lo que hay que avergonzarse.
Aaron Beck es autor de la terapia cognitivo conductual, y en su libro de Ansiedad y Fobias recomienda que es muy importante fomentar una filosofía antivergüenza, él dice:
Si el paciente adopta una “filosofía antivergüenza” hacia su ansiedad, podrá evitarse mucho dolor y desasosiego. Cuando tenga una crisis de ansiedad, debería convertir su experiencia en un ejercicio anti-vergüenza diciéndole a alguien que efectivamente está ansioso, o revelándole a la otra persona en un momento posterior a la ansiedad que la ha experimentado. Si el paciente mantiene esta política de “puertas abiertas” durante cierto tiempo, la vergüenza disminuirá.
En otras palabras, mientras más te expongas a mostrarte vulnerable y a decir lo que sientes y necesitas, menos vergüenza sentirás. Y esto es así, sí pasa, yo lo he hecho… porque te vas dando cuenta que hay muchos como tú, que hay mucha gente dispuesta a ayudar, y que conectar y recibir de los otros, te sana mucho más, que conectar desde alguien que en este momento no estás siendo. Eso ni te nutre, ni te ayuda, solo te aleja más de los demás.
Y ante esto quizás piensas que es que no quiero molestar, ni quiero incomodar, pero recuerda, tú no eres responsable de las emociones de los demás, ni de cómo reaccionan. Tú nada más eres responsable de abrirte a la conexión. Recuerda compartir sin echar culpas, se trata de compartir para abrirte y conectar. Te recomiendo mucho leer este post: ¿Por qué sí hay que decirle a los demás que tienes ansiedad?
Y en dado caso, ni si quiera es que “tengas” que decirles, es simplemente que tú, contigo mismo, dejes de regañarte y juzgarte por tener ansiedad, y reconocer, que eres humano y que es válido, e inclusive, que esto te define como una persona más humana, real, sensible e inclusive inteligente.
Pues aunque no lo creas, hay muchos estudios que demuestran que las personas con ansiedad son más inteligentes que el promedio, en este post te platico más sobre eso.
Ahora, esto no significa que vamos a seguir teniendo ansiedad porque significa que somos inteligentes, más bien, el que tengas ansiedad habla de que tienes cierto tipo de mente analítica, y ciertos niveles altos de sensibilidad y empatía, que si aprendes a usar a tu favor, en lugar de llevarte a la ansiedad, te puede llevar a lograr tus metas personales e inclusive disfrutar más de la vida.
Al menos yo así lo veo, no me considero “ansiosa” me considero con una mente analítica y una alta sensibilidad, lo cual me hace especial, y todo esto, se lo agradezco a la ansiedad que me lo vino a enseñar.
Finalmente, te invito a ti y a todos los que me leen, que rompamos los taboos de no hablar de nuestras emociones y problemas personales, que dejemos de hablar de superficialidades y aceptemos “sí… si tengo problemas con mi pareja, sí… si me cuesta trabajo ser mamá, sí… si me siento solo, sí… en los domingos me dan ganas de llorar… ” etc etc, y que abramos paso a aceptar nuestra vulnerabilidad innata, y en lugar de esconderla, la usemos para conectar con los demás y para recordar que somos humanos, no robots.
Si de algo te ayuda, 1 de cada 5 personas está actualmente viviendo con ansiedad, y eso hace a todos débiles o defectuosos? no verdad? nos hace humanos, en un camino de re aprender cómo vivir en mayor congruencia con quienes somos