Existe un miedo compartido por casi todas las personas, y es el miedo a perder el control. Es importante que aprendas a transformarlo.
Algunos de nuestros principales miedos son:
Y estos miedos, en el fondo comparten uno mismo: el miedo a no poder controlarnos (de nosotros, de la vida, del dinero, de nuestra familia, de nuestro futuro).
Tenemos miedo a perder el control porque:
En el fondo fondo fondo de este miedo, está el miedo a perderte de ti mismo, inclusive, es tal éste miedo, que en los niveles intensos de ansiedad, es que tienes miedo a morir.
En las crisis de ansiedad o ataques de pánico, tan sólo se nos está dejando ver claramente que llevamos mucho tiempo con ganas de tener el control sobre nosotros, los demás y la vida en general, y que desconfiamos de nosotros, de los demás y la vida en general.
Es por eso que en las crisis de pánico tenemos miedo a perder el control sobre nuestro cuerpo, acciones, palabras… y vida. Pero esto es tan sólo el pico de un iceberg. En realidad no perderás el control sobre ti mismo, pero así lo sientes porque es un aviso de que ya no puedes seguir queriendo controlar todo lo que te sucede, y que necesitas empezar a confiar.
Si tienes miedo a perderte, es porque no te estabas encontrando
Éste miedo es una muestra de algo que había venido sucediendo contigo desde hace mucho tiempo, y que quizás sabías en el fondo pero no habías hecho algo al respecto: no estabas siendo tú mismo.
Quizás llevabas mucho tiempo sin encontrarte: haciendo cosas por darle gusto a los demás pero sin pensar en lo que tú realmente quieres, desconfiando de que lo que te gusta hacer será productivo y exitoso en éste mundo, desconfiando de que la vida te protege y optando por buscar el camino “seguro”.
Al aferrarte al control, te pierdes de ti
Y de repente, al querer aferrarte al control de tu vida o del momento, te encuentras en el peor escenario, sintiéndote ajeno a ti mismo, separado de tí, y… sin control.
Y en ese lugar es donde yo me encontré la primera vez que sentí el ataque de pánico, y fue mi sabio padre el que tuvo la certeza de tranquilamente llevarme a la Iglesia, y pedirme que me pusiera en manos de Dios.
Lejos de que sea éste un tip religioso, lo que sucedió en ese momento en el que me encontré hincada, frente a la imagen que me representa Dios, fue que logré contactar con un sentimiento de rendición.
De cierta forma le dije a Dios, al todo poderoso “yo no puedo, me pongo en tus manos, tu encárgate de mí, yo me dejo…” Lo que hice en ese momento fue dejar a un lado mis ganas de controlar, y confiar en algo más poderoso que mi capacidad de controlar.
A partir de ese momento, en el que hice a un lado mi ego, y acepté que existía la posibilidad de que estaba equivocándome con lo que estaba haciendo de mi vida, con cómo estaba pensando acerca de la vida, y con cómo me estaba relacionando con los demás, fue que empecé a dedicarme a aprender… una nueva forma, de hacer todo eso.
Fue a partir de ahí que descubrí que hay algo más fuerte que mi mente, algo más poderoso que me protegía y me cuidaba, y eso era el amor divino que existe en todas partes y en todas las personas.
Para mí, el amor es quien eres en esencia, y es ese amor, el que te puede guiar y proteger en los momentos en los que sientes que pierdes el control, y es a ese amor al que hay que sanamente rendirnos cuando sientes que te estás aferrando al control, obviamente sin conseguirlo.
Al aceptar que no te la sabes todas y que estás dispuesto a aprender, y que confías en esa fuerza superior a ti, que es la que permite que salga el sol todas las mañanas y que tu corazón lata sin que tu se lo digas… es cuando contactas con tu propia fragilidad y vulnerabilidad… y la aceptas.
[ttshare]Es entonces, cuando aceptas tu fragilidad, que nace tu grandiosidad.[/ttshare]
Puede sonar contradictorio, pero no lo es, pues mientras te sientes superior y con todas las respuestas, haces a un lado la humildad para aprender, y es ahí cuando te aferras a lo que “crees” en términos mentales.
Pero cuando consideras la opción de que tu cerebro puede estar equivocado, entonces aparece la humildad, aparece la sabiduría… y con esto, la grandiosidad, pues estarás conectado con el Universo, con Dios, y con todo lo que va más allá de tu persona individual.
Date chance de que en ese momento en el que te sientes sin recursos, tocando fondo y con total pérdida de control, puedas acceder a una actitud de rendición y de humildad, para así recibir los aprendizajes que estás necesitando recibir.
Recuerda que todo lo que te suceda puede ser tomado como un aprendizaje, lo cual a mi parecer… en realidad todo lo que sucede nos lleva a un aprendizaje y crecimiento, nada mas que no siempre estamos dispuestos a verlo.
Ríndete… y déjate llevar por esa fuerza superior que habita dentro de tí, dentro de los demás, y en medio de todos por igual.