Cuando tienes un pensamiento que pareció meterse a tu cabeza y se resiste a salir. 3 tips fáciles para lidiar con pensamientos obsesivos.
Supongamos que se vale tener un pensamiento obsesivo, pero lo que no se vale, es que todo el día esté dando vueltas en tu cabeza, distrayéndote de otras cosas por pensar, entonces, el chiste es hacer un acuerdo con la propia mente y dedicarle un tiempo a ese pensamiento en el que te sentarás a observarlo, escribir sobre él, pensar más acerca de eso. Se trata de dedicarle la atención que se merece, y no nada más resistirse a su existencia.
Entonces puedes decirle al pensamiento cuando llegue: “ahorita no te voy a dar vueltas, a las 9 te atiendo” y realmente a las 9PM sentarte a ver qué onda con ese pensamiento, conocerlo, ver qué hay detrás, hablar con él, tener una conversación contigo mismo al respecto, déjate fluir, pero lo importante es que le dediques un tiempo para conocer qué hay ahí.
Esta técnica va junto con la anterior, cuando te llega ese pensamiento y no es el momento que acordaste para tenerlo, literalmente le dices “alto”, “stop”, y optas por poner tu atención en otra cosa, puedes hacer el alto y decirle a qué hora lo vas a tender. Esto ayuda pues no te dejas llevar como caballo desbocado en la serie de pensamientos que le siguen al inicial, lo cual normalmente sobra y es innecesario indagar.
Si ese pensamiento ya llegó y está dando vueltas en tu cabeza, lo mejor es hacer las paces con él y llegar a un acuerdo. Entonces no nada más le dedicas una hora del día para abordar ese pensamiento, sino que eliges cuántas veces al día vas a darte permiso de pensar en él, o bien, qué día de la semana te vas a dar chance de pensarlo.
Y entonces si elegiste 3 veces al día, y se aparece una cuarta, le dices, “lo siento, ya se acabó el límite de hoy”.
O bien, si quedaste que sólo puedes pensar en eso los viernes, y se aparece un lunes, le dices “lo siento, el viernes te atiendo”.
Pueden parecer muy conductuales éstas técnicas, pero en verdad funcionan. Pues al final del día te das cuenta de que esas obsesiones se pueden ir en cuanto tu así lo decides, y que cuando les dedicas el tiempo y la atención necesaria, descubres la información que traen consigo y así se pueden ir, en lugar de nada más andar merodeando la superficie del pensamiento y sintiendo sus incómodas consecuencias.
Por eso te recomiendo ponerlas en prácticas, hacer el experimento, y darte cuenta que esos pensamientos no necesariamente son verdad, pero sí traen alguna información de valor para ti.