Retiro: Tepoztlán, Morelos. 3, 4 y 5 de enero 2025

Mejora la relación con tu mente

Reserva tu lugar

Libérate de dependencias y conviértete en tu propia autoridad

Llega un momento en la vida en la que necesitas decidir por ti mismo.

Paso 5 - Sé libre

Llega un momento en la vida en la que necesitas decidir por ti mismo

Llega un momento en la vida en la que nuestra edad y la vida misma nos pide a gritos que demos el paso a la vida “adulta”, y desde mi punto de vista “la vida adulta”, no es algo pesado o difícil, sino ese lugar de libertad donde te haces cargo de ti mismo y te conviertes en tu propia autoridad.

Este momento no se da de un día para el otro, es todo un proceso.

De hecho, desde que nacemos estamos en este proceso de convertirnos en nuestra propia autoridad. Cuando naciste, eras 100% dependiente de los adultos que te rodeaban, y hay muchas razones por las que esto sucede, y es en realidad, perfecto que sea así. Tú necesitabas depender al 100 de otros para ir recibiendo de algún lugar la información que más adelante te permitiría cuidar de ti mismo.

Tú necesitabas tener figuras de autoridad, que te pusieran límites, para sentirte seguro, amado y protegido.

Digamos que al tu depender de tus papás, de tu mamá o de tus abuelitos, fuiste interiorizando la seguridad y confianza que necesitabas para después enfrentarte al mundo. De hecho, en tu cerebro, detrás de tu frente, tienes un área que no tenías desarrollado de niño y que se fue desarrollando con la edad, es la principal área que te diferencía de los animales, y es el lugar donde tomas decisiones y emites juicios sobre la vida, donde asimilas lo que es “correcto e incorrecto”, y todo esto lo fuiste concluyendo en base a la familia y sociedad en la que creciste.

Y claro, es muy necesario desarrollar esta área de límites, reglas y autoridad para pertenecer en esta sociedad y poder darle cauce al amor instintivo que anhela expresarse.

El proceso de decidir por ti mismo es gradual

Sin embargo, es papel de los adultos, la de ir permitiendo al bebé, niño y adolescente, irse separando e independizando para encontrarse con otros de su misma edad, con otros adultos y que eventualmente, pueda salir de casa y formar su propia vida, tomando sus propias decisiones.

En cada edad corresponden ciertas libertades e independencias, y realmente, no se trata de que algún día llegues al aislamiento social extremo, pues somos seres sociables. De lo que se trata, es de que a medida que pasa el tiempo, vayas dependiendo menos de otros y te vayas convirtiendo en tu propia fuente de seguridad, confianza y autoridad.

Desgraciadamente, muchos adultos, por falta de información y por miedo (no por malas personas ni porque no te amen, al contrario, porque te amaron demasiado..) quizás no permiten que sus hijos exploren el mundo, que se pongan sus propios límites o lleguen a sus propias conclusiones. Caen en el error de imponer su autoridad y dirigir al otro sobre lo que “tiene que hacer en todo momento”, quitándole al niño o adolescente la oportunidad de decidirlo por sí mismo.

Y te repito, esto lo hacen por ignorancia, no por malas personas, creen que al hacer esto, protegen a sus hijos de todo mal y los convierten en buenas personas. Pero desafortunadamente, muchos de estos niños crecen sin saber lo que quieren, dependiendo de otros para tomar sus decisiones, o en caso contrario, se rebelan en extremo y terminan efectivamente haciendo cosas que les perjudican a sí mismos.

El punto es que si tú recibiste una autoridad por parte de los adultos de tu vida, en la que no se te permitió explorar tu libertad de ser, elegir o expresarte, quizás ahora es momento de hacerlo por ti.

¿Cómo ser tu propia fuente de autoridad?

Entonces, dentro de este proceso de independencia de nuestros padres, hay algo específico que necesitamos interiorizar, y es el sentido de autoridad.

Por un lado, para que no sigas rebelándote contra las figuras de autoridad que puedas tener ahora (pues aunque no lo digas o no lo expreses, seguramente en el fondo anhelas esta rebelión, pero hay rebelión mientras te sientas dependiente de ellos).

Y por otro lado, para que si sí eres dependiente de otros para tomar tus decisiones y ni si quiera quieres rebelarte, pues que puedas dejar esta dependencia lo más sanamente posible.

Te platico que a veces ésta área de “leyes, moralidad, reglas”, se vuelve muy rígida y explotadora, y nos genera una autoridad drástica o punitiva, la cual no nos permite disfrutar o explorar la vida. En psicoanálisis se le conoce como Super Yo, en otras corrientes es tu Padre interior punitivo o tus creencias rígidas sobre la vida.

Hay dos fuentes de autoridad punitiva y rígida de las que te necesitas liberar:

  • la interna, que se expresa en forma de “tu deberías…tu tienes que…tu haz de…es tu obligación…”
  • y la externa, que puede ser representada por tus padres, tu pareja o tu jefe.

Imagina que tu sentido de autoridad interna fuera más bien elecciones y decisiones orientadas a tu más alto bien? en lugar de lo que “debe de ser”, que fuera mejor “lo que elijo que sea” ?

Y hablando de la autoridad externa, imagina por un momento ¿cómo sería cambiar el término autoridad por guía, maestro o inspiración? Que en lugar de necesitar tener “jefes o autoridades” bajo las cuales regirte, sigas a personas que te inspiran los más altos valores que aspiras en la vida?

Para poder tomar tus decisiones necesitas autonomía

Aquí mi punto, es que muchas veces el depender de alguien más como autoridad, hace que no tengas libertad para tomar tus propias decisiones, necesitas de la aprobación de esas personas que son autoridad para ti, de su admiración o de su palomita para tú atreverte a ir tras tus sueños.

Claro que es importante tener un sentido de autoridad interior, que asumas las normas y reglas de la sociedad en la que vives pero siempre preguntándote a ti qué piensas, pues muchas veces es necesario romper las reglas y normas cuando atentan contra el bien común. (aunque esto es todo otro tema social)

Aquí lo importante, es que si nunca pasaste por una etapa de “rebeldía” ante esas figuras de autoridad…y si de alguna formas sigues dependiendo de ellas para sentirte “una buena persona” o para simplemente recibir su cariño y aprobación…entonces quizás sea momento de preguntarte si estás listo para convertirte en tu propia autoridad, sobre todo si tienes más de 18 años.

Ser tu propia autoridad significa que te preguntas tu propia opinión y te basta con recibir tu aprobación y apoyo para ir tras tus sueños y metas.

Puedes inclusive vivir con tus padres e ir a un trabajo con más de 5 jefes sobre ti en el organigrama, y aún así tener autonomía al momento de tomar las decisiones que afectan directamente tu persona, tu salud, tu futuro, tu vida diaria.

Esto de lo que te estoy hablando es un fenómeno interno, el cual claro que eventualmente te llevará a entrar en negociaciones con los demás, y ahí entonces sí, será necesario escuchar las opiniones de otros sobre todo si tus decisiones les afectan.

Pero creo que hay decisiones que son sólo para ti y que tú has de tomar poder sobre ellas, como con quién andar, con quién salir, qué vestir, a qué lugares ir, qué ideas o creencias tener, qué opiniones tener, gustos musicales, uso de tu tiempo, inversión de tu dinero y esfuerzo…etcétera

Te platico sobre mí

Yo tengo una premisa, que es que mientras haga lo mejor para mi, seguramente estaré haciendo lo mejor para los demás, cuidando de que mis acciones no dañen, no lastimen o no perjudiquen deliberadamente a otros.  Normalmente cuando hago lo mejor para mí, es un acto de amor propio dirigido a mi bienestar, y estoy segura que mientras actúe así, de alguna forma beneficiaré a los demás.

Pero si me enfoco en “cómo beneficiar a otros antes que a mí” o si estoy todo el tiempo al pendiente de que “mis acciones no afecten a los demás”, de alguna extraña forma termino sí afectando a otros y no beneficiándolos.

Por ejemplo, salirme de mi casa cuando tenía 23 años sí implicaba hacer pasar un mal rato a mis papás, sin embargo en ese momento entendí que yo no podía hacerme responsable de que ellos tuvieran miedo a que yo me independizara, no podía ahorrarles el gran aprendizaje que como padres tenían que pasar al dejar ir a una hija, pero sí podía hacerlo lo menos dramático posible, cuidando las formas y tratando de hacerlo lo más amorosamente posible.

O sea, que no se trata de que dejes de hacer lo que es mejor para ti, solamente porque los demás “se sentirán mal”, se trata de que hagas lo que es mejor para ti cuidando la forma de hacerlo, permitiendo que los demás se hagan responsables de sus reacciones emocionales ante tus acciones.

El ejemplo de los motociclistas

El otro día iba manejando por la carretera vieja de mi ciudad, y me rebasó a toda velocidad, muy ágilmente, un motociclista en su motocross. Segundos después, otro motociclista intentaba rebasarme, no tan ágilmente, se veía que tenía sobrepeso y que se le estaba dificultando un poco el proceso.

Y por un momento pensé que aunque se veía que iban los 2 moticiclistas juntos, el de atrás tenía que vivir su propia experiencia, y que si el moticiclista de adelante fuera al pendiente del otro, tendría que voltear o fijarse hacia atrás y probablemente ocasionaría un accidente que finalmente perjudicaría al de atrás.

Y creo que así se trata mucho la vida cuando compartimos con otros, cada quien ha de ir enfocado en su propio camino, acompañando al otro y al pendiente para cuando necesite de nuestra ayuda, pero confiando en que el otro necesita aprender por sí mismo, sin quitarle la oportunidad de que crezca, y sobre todo, sin frenar tu crecimiento por esperar al otro.

En términos prácticos, ¿cómo convertirte en tu propia autoridad?

Pregúntate tu opinión

Empieza por cosas sencillas, cuando te encuentres queriendo preguntarle a otros su opinión sobre lo que quieres hacer o la idea que se te ocurrió… date unos momentos para preguntarte a ti mismo o a ti misma tu opinión. Realmente habla contigo, expónte los pros y contras, analiza la situación y llega a tu conclusión.

Si te es muy importante ir a consultar después con los demás, hazlo, pero te reto a que eventualmente vayas pasando a hacer las cosas, basándote solamente en tu opinión. Claro que después podrás preguntar y consultar, es totalmente válido y humilde hacerlo, pero…antes de hacerlo ten tus propias conclusiones.

Olvídate de las culpas y el castigo 

No se trata que ahora te conviertas en un rey autoritario y drástico contigo mismo, que te exijas a ti mismo y te culpes y castigues si las cosas “no salen bien”. Date cuenta que cualquier cosa que hagas es un aprendizaje, que no hay errores en la vida mientras que estés queriendo hacer lo mejor para ti. Simplemente cada acción que hagas te dará nueva información sobre quién eres, qué quieres, qué eliges. Date permiso de explorar y de ir descubriendo qué quieres de ti en esta vida.

Reorganiza tu agenda y tiempos

Quizás el uso que tienes de tu tiempo esté enfocado en darle gusto a los demás o cumplir con tus obligaciones, date la oportunidad de reagendar y reorganizar tu tiempo en base a lo que creas que es mejor para ti y para quienes te rodean. Escribe cuáles son esas “obligaciones” con las que tienes que cumplir, y date cuenta que puedes elegir cumplirlas porque tienen un sentido o propósito para ti, o puedes elegir no cumplirlas y delegarlas a quien sí le corresponda la responsabilidad (como lavar la ropa de tus hijos adolescentes. 

El punto es que te des cuenta que tu eres dueño de tus tiempos, y que los compromisos con los que quieras cumplir sean porque quieres, y que negocies con los involucrados para que sea en tus propios tiempos y forma que mejor te hagan sentir.

Si estás en un trabajo con horario fijo y responsabilidades, bueno, entonces esa fue tu elección, pero dentro de este horario fijo, también puedes tomar autonomía. El punto es que tomes control del uso que tienes de tu tiempo en base a lo que necesitas para estar en equilibrio.

Toma decisiones diarias 

¿qué quiero comer? ¿qué quiero ponerme de ropa? ¿de qué sabor quiero el helado? ¿a dónde quiero ir de paseo? ¿qué quiero hacer el fin de semana? ¿qué se me antoja hacer hoy?

y ya después empezarás a preguntarte cosas más grandes como..¿a qué me quiero dedicar en el día a día? ¿cómo quiero relacionarme con los demás? ¿qué tipo de pareja quiero? ¿dónde quiero vivir?

y después, cosas aún más profundas como..¿en qué quiero creer? ¿cómo quiero vivir? ¿qué prioridades tengo en la vida? ¿qué es lo principal que anhelo experimentar? ¿cuál es el sentido al que quiero llevar mi vida?

Para poder llegar a responder estas preguntas, ayuda mucho que empieces a tomar fuerza de tus decisiones pequeñas, esas que realmente no le afectan a nadie en lo absoluto pero a ti en lo completo, y que empiecesa  tomar autoridad sobre ti mismo en las cosas que mínimo tienes derecho a decidir sobre ti.

Internaliza los ejemplos de autoridad positiva 

Autoridad positiva es la que da el ejemplo con la congruencia de su vida, la que sigue sus propias normas y sin dañar a otros hace lo mejor para sí misma. Autoridad positiva es la que te permite explorar pero siempre estando presente para cuando necesites de una guía o apoyo, es la que te cuestiona más que te alecciona y es la que te orienta más que te dirige.

Si no tienes ejemplos de la vida real de este tipo de autoridad, entonces búscalos en las películas. Pero necesitas interiorizar estos ejemplos, verlos en alguien más te permite activarlo en ti. Y entonces ahora tú ser de esta forma contigo mismo, siendo tu propia fuente de autoridad positiva, amorosa, comprensiva, retadora, que se pone límites sanos que te permiten estar en un estado de equilibrio, autocuidado y trascendencia personal.

Inspírate

Te comparto unas autoafirmaciones para repetirte a ti mismo e inspirarte en este camino:

  • “Yo soy mi propia fuente de autoridad”.
  • “Valoro amorosamente las acciones y decisiones que tomo, asumiendo el aprendizaje que me dan”. 
  • “Yo dirijo mi vida con amor hacia mi más alto bien”.
  • “Escucho amorosamente las opiniones de los demás, y regreso conmigo para tomar mi propia decisión”
  • “Yo vivo mi propia vida, elijo vivirla y dirigirla hacia donde anhelo”

Como la foto del post lo dice, ponte la corona, sé tu propio rey y reyna de tu vida. Puedes hacer una visualización donde te imaginas llevando la corona, en tu silla de rey o de reyna, viendo tu vida y tomando decisiones sobre ella, recuerda, con amor y con mucha sabiduría.

En conclusión

Creo que con estos cambios es un buen inicio para ser tu propia autoridad. Recuerda que nadie más vive tu vida en tus zapatos, deja de tu querer vivir la vida de los demás o que alguien más dirija tus pasos. Hazte responsable de ti y conquista tu sentido de libertad interior, compartiendo y disfrutando de la compañía de los demás en tu propio camino, en lugar de querer construir el de otros o que otros construyan el tuyo.

Video sugerido

Finalmente, te comparto este video del gran Jiddu Krishnamurti, que nos habla sobre la autoridad psicológica:

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