Cuando la falta de dinero te genera ansiedad y estrés... ¿qué puedes hacer?
Después de cubrir las necesidades básicas para vivir, están las de acceder a una educación, pagar la gasolina o el transporte, más todas las necesidades que se han ido adquiriendo con el paso del tiempo, como pagarle a la contadora, el mantenimiento de la casa, la renta mensual del celular, el crédito del coche o de la tarjeta del centro comercial, ni qué decir del café o la salida semanal, la ida al cine, etc.
Cada quien se ha ido haciendo de necesidades adquiridas, esto significa, necesidades que realmente no son necesidades, sino que las vamos adquiriendo con el paso del tiempo, y cobran la misma importancia como las necesidades de tener ropa para vestirte, alimento y techo para dormir.
Entonces lo primero que hay que definir y tener bien claro, es ¿cuáles son tus necesidades adquiridas?
Normalmente esas necesidades las vas adquiriendo a medida de que vas teniendo más dinero, pues claro, ya tienes acceso a ellas, y así funciona la cadena de adquisición de necesidades, a medida que vas teniendo más dinero, vas “necesitando” más cosas, y con esto, tu preocupación, en el momento en el que sientes que te falta dinero, va aumentando, pues tienes más gastos por cubrir.
Ahora, es un hecho que tenemos necesidades por cubrir, pagos por realizar, compromisos por cumplir en cuanto al dinero, y con esto, muchos pensamientos que giran al rededor de toda ésta situación. El dinero es como una persona en tu vida, mantienes una relación con él, a veces lo odias y le exiges que se manifieste, otras veces lo amas y compartes y gozas con él sin miedo, a veces te es indiferente, otras veces ocupa el primer lugar en tu lista de prioridades, a veces puedes sentir que controla lo que haces pues tienes que producir producir producir, puede ser que sea un mal necesario… en fin, ¿cómo describirías tu relación con el dinero?
Después creo que es importante reconocer cuáles son esos pensamientos que llegan a tu mente cuando percibes que no hay tanto dinero como el que te gustaría, o como el que realmente necesitas. Porque no es la falta de dinero lo que causa el estrés o la preocupación, sino todos esos pensamientos que llegan a tu mente cuando esto sucede. No sabes qué va a pasar, te angustias por lo que vaya a pasar, crees que no tienes suficiente, que te va a hacer falta, y casi casi tu imagen en la cabeza es que vas a acabar en las calles mendigando y pidiendo limosna.
Luego aparecen otros pensamientos relacionados con que no deberías de estar sufriendo por dinero, que deberías de ganar más, que deberías de encontrar la manera de generar más ingresos, que con lo que tienes ahora no te alcanza para todo lo que quieres, que cómo es posible que a tu edad sigas luchando por dinero, que además ves que otras personas les va mejor que a ti, nadie parece estar tan preocupado o con tantas deudas o necesidades por cubrir como tú… etc.
El problema con tener estos pensamientos, es que en el fondo empiezas a dudar de ti mismo, en cuanto a que no podrías ser capaz de afrontar el no tener dinero, en cuanto a que no eres capaz de proveerte de todo lo que necesitas, dudas que tengas las posibilidades y habilidades para tener la cantidad que deseas, empiezas a juzgarte y a creer que realmente es algo muy malo quedarte sin dinero, y que no sabrás afrontarlo.
Es ahí que llega el estrés y la ansiedad, cuando tienes una situación por afrontar junto con la creencia de que no podrás hacerlo.
Ve al dinero como un río
Entonces si en éste momento el fluido del dinero es bajo, te recomiendo que veas al dinero como un río, a mi me ha ayudado mucho, y es que de repente el río está crecido, de repente llega con abundante agua, luego hay partes que está más tranquilo, otras que casi no hay agua, bien puedes llegar a cachos en los que haya pura piedra y nada de agua, pero es importante saber, que el agua siempre llegará.
El fluido siempre retoma su cauce, y que aunque en momentos no haya agua, bien puedes cargar tu balsa y caminar, puedes hacer uso de otros recursos y habilidades que tienes, puedes pedir ayuda a quienes van a tu lado, puedes encontrar nuevos cauces de donde abrir el fluido.
Cuando quieras empezar a invertir en algo, simplemente abre esa opción en tu cuenta mensual, confía en que te alcanzará, y verás que te empieza a llegar más dinero y a alcanzar para lo que quieres. Esto es, que abres el camino para que pueda fluir el agua.
Reconoce la cantidad de dinero que hay a tu alrededor
No existe una razón real que te diga que te vas a quedar sin dinero, pues… el dinero ahí está, en abundancia, el que no esté en tus manos es diferente, para eso, solamente hay que llamarlo, actuar, abrirte a la corriente de ese río. Observa los bancos, a la gente invirtiendo su dinero en un coche, en una casa. El dinero existe y va pasando de mano en mano, simplemente tienes que alzar la mano y tomarlo con acciones dirigidas a eso. Conéctate con la abundancia y la abundancia llegará a ti.
Deja de querer aferrarte al dinero o controlarlo
Intenta agarrar el agua con las manos y verás lo que pasa. No puedes cerrar el puño y mantenerla ahí, tampoco puedes aguantar con las dos manos guardando el agua, pues tarde o temprano te cansarás o se estancará.
Necesitas darle movimiento al dinero, y darte cuenta que ni es tuyo, ni es de los demás. Es un recurso que existe para tu servicio. Se vale ahorrar para un propósito en específico, más no tenerlo ahí con miedo a gastarlo.
Modifica tus palabras
Lo que te dices a ti mismo y a los demás afecta tu relación con el dinero. Cuida los siguientes palabras o pensamientos:
Además de todo esto, voltear a ver que realmente el pensamiento “no tengo dinero”, es irreal, pues seguramente tienes 10 centavos por ahí en tu casa, y eso, es dinero. Te invito a identificar todos esos pensamientos que llegan a tu mente haciendo referencia a “no me alcanza”, “no tengo suficiente”, “necesito más”, y que los cuestiones, los pongas en tela de juicio y veas si son verdad, y tal vez puedas descubrir lo abundante que ya eres, y la manera de seguir abriéndote a esa abundancia.
Solamente hay que tener cuidado con decir “no tengo suficiente”, o “necesito más”, porque el mensaje que te estás mandando es de carencia, y lo que verás a tu alrededor será esa misma carencia expresada. Te reto a mejor decir “tengo suficiente”, “soy abundante”, y encontrar esa abundancia dentro de ti, y en tu exterior, ya sea en cuestión de dinero, o de todo aquello que te gustaría acceder a partir de “tener” dinero.
Otro punto curioso es que realmente nunca tienes dinero, está en tu posesión por momentos indefinidos, breves, casi siempre muy breves, pasa por tus manos, circula, va y viene… el dinero no es tuyo, el dinero llega a ti y lo usas, permitiendo que siga fluyendo, entonces yo te diría que mejor te enfoques en decidir hacia dónde quieres llevar ese fluido, dónde necesita agua el río, y que veas que tu eres capaz de abrirte a nuevas corrientes y decidir hacia donde dirigirlas, con la confianza, de que es cuestión de tiempo y de estar abierto, para que esa corriente llegue a ti, y con confianza, de que a pesar de los momentos de sequía, tienes todo lo que necesitas para estar feliz, y que no le des la autorización al dinero, para quitarte esa tranquilidad y felicidad.
También te recomiendo que te liberes de esas ganas de tener seguridad en cuanto al dinero en tu vida, y que mejor te dediques a cuestionarte en qué realmente quieres gastarlo, qué es importante para ti, y actuar en consecuencia a eso, definiendo en dónde comprar, hacia donde llevar ese flujo, sin la angustia de querer retenerlo, pues mientras mas quieras retenerlo por un miedo a no tener suficiente, menos fluirá, pues.. es tal cual, como querer agarrar con tus manos el agua. Recuerda que el dinero es un recurso, y así como el tiempo o el aire o el agua, no está ahí para que lo poseas, sino para que aprendas a usarlo, conozcas las leyes bajo las cuales funciona, y sin angustia, aprender a cómo ponerlo a tu favor, a que te sirva a ti, no tú a él.
Si el dinero te está generando estrés y ansiedad, busca la manera de sentirte en paz con él, re estableciendo la relación, disfrutando de él, úsalo para consentirte, para invertir en tus sueños, disfrútalo.