Si ya haces las cosas que haces pero no terminas de disfrutarlas o si te controlas mucho por hacer las cosas perfectas, este post es para ti.
Estoy retomando la lectura de un libro de Maxwell Maltz que me gusta mucho, se llama Psicocibernética – una vida dichosa, y en una parte del libro explica cómo liberar nuestra mente hacia la creatividad, expone que todos tenemos la capacidad de crear nuestras realidades en función a nuestras propias capacidades, pero que el problema es que muchas veces nos controlamos y preocupamos demasiado durante la ejecución de las cosas que hacemos. Siendo que hemos de abrir la mente a la creación sin interferir, permitiendo el paso a la espontaneidad.
Te quiero compartir aquí una de sus cinco reglas para lograr la liberación de su máquina creadora (así se refiere a tu cerebro que tiene toda la capacidad de crear).
(Este primer consejo es prácticamente igual a mi secreto para lidiar con la ansiedad anticipatoria que puedes revisar aquí). Dice:
Estoy en deuda con un ejecutivo de cierta empresa comercial, cuya debilidad era la ruleta. La deuda se refiere a la expresión con que titulo este apartado, la cual “actuaba como si fuera mágica” con respecto a la ayuda que le prestó el señor de que hablábamos en lo que concierne a la superación de sus preocupaciones, y al mismo tiempo, en lo que respecta a una actuación más creadora y exitosa de su personalidad.
Yo le había citado el consejo de William James, (un filósofo fundamental en la historia de la psicología, puedes ver algunas frases suyas aquí) que mencioné anteriormente el cual decía que el efecto de las emociones de ansiedad tienen su lugar propio en el planteamiento y decisión del proceso de una acción, pero que: una vez que se ha tomado la decisión, y la ejecución se halla a la orden, se deben descartar en absoluto todas las responsabilidades y preocupaciones acerca del resultado. Se debe abrir la maquinaria intelectual y práctica, para decirlo con pocas palabras, y dejarla funcionar libremente.
Algunas semanas después este paciente entró a mi consultorio diciendo: Ese consejo de William James en realidad no me hizo mucha impresión cuando usted me lo dijo, mas, cuando hallaba jugando a la ruleta, vino de súbito a mi memoria. Advertí que algunas personas parecían no preocuparse en lo absoluto antes de hacer sus apuestas. Aparentemente, los números no significaban nada para ellos, pero una vez que la rueda comenzaba a girar, se quedaban como pasmados comenzando a preocuparse si saldría o no el número a que habían hecho sus apuestas. ¡Qué tontería! pensé. Si quieren preocuparse, o interesarse o imaginarse los números, el tiempo de hacer eso es “antes” de decidirse a colocar las apuestas. Podrían hacer algo mejor si pensasen acerca de ello. Podrían imaginarse las mejores apuestas posibles o decidir no arriesgarse en absoluto.
Pero luego que las apuestas han sido colocadas y las rueda comienza a girar, deberían relajar sus tensiones y gozar de ello, pensando que no les va a hacer ningún bien la pérdida de energías.
Luego, comencé a pensar que yo mismo había estado haciendo exactamente la misma cosa en cuanto respecta a los negocios en mi vida persona. Tomé con frecuencia decisiones o me embarqué en algunas empresas, durante el mismo proceso de la acción, sin la preparación adecuada y sin considerar todos los riesgos que se mezclaban en ella, los cuales me impedían seleccionar las mejores alternativas posibles. Mas luego que había puesto en movimiento las ruedas, para decirlo así, solía preocuparme constantemente acerca de cómo iría a salir todo ello, en si había hecho la cosa correcta o no. Decidí, en ese mismo momento, que en el futuro tomaría en cuanta todas mis preocupaciones antes de hacer la decisión, y que, después de haberme decidido y haber puesto las ruedas en movimiento, descartaría en absoluto todas las posibilidades e inquietudes acerca del resultado.
Créase o no, esta nueva determinación mía funciona. No sólo me siento mejor, duermo más plácidamente y trabajo con mayor agrado, sino que también is negocios funcionan de manera más halagüeña.
También descubrí que funciona el mismo principio de varios modos en diversas circunstancias personales. Por ejemplo, yo solía preocuparme y encolerizarme cuando tenía que ir al dentista o hacer otras tareas desagradables. Entonces, me dije: “esto es estúpido, tú sabes que el desagrado se produce antes de que te decidas a ir. Si la sensación de disgusto no vale la pena de lo que voy a obtener, es mejor que no vaya. Más si la decisión es que el viaje te va a costar un pequeño desagrado, y te decides a ir de todas maneras, entonces procura olvidarte de ello. Considera el riesgo antes que las ruedes comiencen a funcionar.
También solía preocuparme en la noche de la víspera en que tenía que pronunciar un discurso en la dirección de la empresa. Luego, me dije “voy a pronunciar un discurso o no lo voy a hacer. Si la decisión es que debo pronunciarlo, entonces no hay necesidad de considerar que no lo voy a hacer o tratar de rehuir mentalmente del compromiso.
He descubierto que:
mucho del nerviosismo y la ansiedad es producida por el intento de escapar o rehuir mentalmente de algo que se ha decidido hacer en la realidad. Si se ha decidido a hacer la cosa en la realidad, y no rehuirla físicamente, ¿por qué entonces, mantener mentalmente la esperanza de escapar de ella?
Solía, además, detestar las reuniones sociales y sólo concurrida a ellas para complacer a mi esposa o por razones de carácter comercial. Yo iba, pero mentalmente resistía el ir y con frecuencia solía mostrarme un tanto rudo y poco comunicativo. Luego decidí que si tenía que ir físicamente, debería también acudir a ellas de una manera mental y desechar todas las ideas de resistencia.
Anoche no sólo concurrí a lo que anteriormente solía llamar una estúpida reunión social, sino que también me sorprendí de hallarme completamente divertido. (el foco ha de estar en disfrutar la exposición a través de conectarnos con la realidad).
Esto ya te lo comparto desde mis palabras. Desde hace mucho entendí y pude vivir lo que es entregarte a la experiencia del momento presente. Si ya había hecho mi visualización, si ya me había preparado todo lo más que podía, así se tratara de un examen o de dar una capacitación de equipo de trabajo, no me quedaba más que confiar en mis propios recursos y entregarme en el momento presente a la experiencia, dejándome llevar, sorprendiéndome de lo que me mostraba.
Por más que queramos controlar todas las variables, el momento presente es único y especial, y descubrir por qué cada momento es único es lo que me animó a entregarme sin expectativas, soltando el querer controlar el resultado.
Normalmente te he compartido esta misma frase, quizás leí este libro hace mucho y se quedó en mi inconsciente, pues yo digo mucho “haz tu mejor esfuerzo y suelta el resultado”.
Es por esto que en el paso 4 te ayudo a prepararte previamente, tanto con los ejercicios de aumentar la confianza en ti, como con la visualización. El debate cognitivo también es parte de la preparación previa a exponerte a tus miedos. Entonces, ya debatiste, ya viste que sí quieres hacerlo, ya lo visualizaste… ahora sería momento de entregarte sin controlar el resultado.
Y sí, si es un acto de confianza en ti mismo, en el esfuerzo previo que has realizado, y en la vida misma. Sabiendo que hay una fuerza más grande de vida en ti y en todo lo que te rodea, y que puedes descubrir esa fuerza mientras que vives.
Algo que es muy común es que cuando nos entregamos a la experiencia es muy probable que terminemos disfrutando, porque la realidad es que no hay peligro al hacer las cosas, y si de verdad las vives desde el presente, puedes descubrir conexión con quienes te rodean, con lo que haces y encontrar disfrute en esa situación.
Dejemos que la rueda gire, entreguémonos a la experiencia y disfrutemos del proceso de asombrarnos del resultado, sobre todo confiando en que el esfuerzo y planeación previa que hicimos fue suficiente.