Si de pronto empiezas a volver a sentir cosas extrañas en tu cuerpo y a partir de ahí te vas más para abajo.
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Hay algo que he estado observando en las personas que salen adelante de la ansiedad, en las que han experimentado momentos de estar sin ella y que se han dado cuenta que depende de ellos generarla o no; y es que cuando las sensaciones regresan, experimentan más malestar y auto presión, sintiéndose como si “no hubiera aprendido nada”.
Es lógico que al estar bien, te relajes y vivas, hagas lo que normalmente haces y te sientas bien. Y quizás, hay emociones que vas acumulando, algunos descuidos físicos o situaciones que no estás enfrentando. Y entonces, regresan las sensaciones de estrés en tu cuerpo, y puede ser que en ese momento lo primero que pienses sea:
“si ya sé lo que tengo que hacer por qué me vuelvo a sentir mal? pero si iba muy bien…¿qué hice mal? esto ya no debería de estarme pasando”.
Y estos pensamientos tan sólo nos reflejan algo que todavía necesitamos trabajar y eso es: el nivel de autoexigencia hacia nosotros mismos, y la evitación al fracaso, o más bien, las creencias que tenemos alrededor del fracaso “nunca debo de fracasar, fracasar es de débiles”, etcétera.
La idea es que trasciendas esto pensando “ahora me siento bien, agradezco, y aprendo qué hice para sentirme bien” y cuando te sientas mal puedas pensar “algo habré hecho que no me di cuenta y esto es un aviso, pero si un día estuve bien, puedo regresar ahí con nueva información”.
Quizás precisamente por estar bien un tiempo, al estar mal te exiges o te regañas, ansiando estar como estabas antes. Sobre todo, porque de cierta forma ya sabes que mucho de lo que sientes está en tus manos, entonces puedes caer en el error de culparte y exigirte de más.
Ahora, no por saber algo, significa que tengas que ser maestro impecable en ese arte. Estamos constantemente mejorando nuestras habilidades de gestión emocional, de hábitos y pensamientos. La clave está en que si realmente le perdiste el miedo a la ansiedad, enfrentándola, ya te habrás dado cuenta que no es peligrosa y que no pasa nada si vuelves a sentirla, y es más, que mientras más te permitas sentirla, más rápido pasarán esos episodios de estrés y quizás ni se desarrolle la ansiedad.
Las recaídas te dan información sobre lo que estás necesitando que quizás no te das cuenta, a la mejor haces muchas cosas por esa energía que sube cuando te sienes bien y luego tu cuerpo te pide descansar pero tu lo interpretas como algo negativo. Intenta escuchar tu cuerpo y ahí encontrarás tu respuesta.
La manera en la que te sientes no refleja tu capacidad ni tu valor como persona ni el que vayas a tener ansiedad por siempre ni el que no hayas aprendido nada antes.
Es como si nuestra manera de sentirnos reflejara nuestra capacidad de “saber, ser inteligente, entender”, y esto no es así. Si regresa la ansiedad es porque tu cuerpo volvió a acumular estrés y lo está expresando.
Hay que darnos cuenta que si después de recuperarte vuelves a sentir ansiedad, es porque de verdad, no te diste cuenta de qué hiciste para generarla, y que ahora puedes revisar qué empezaste a permitir en tu mente o en tu rutina para que se generara. Sin culpas y sin exigencias.
Cada vez estoy más segura de que la ansiedad es generada por la manera que reaccionamos a las sensaciones de nuestro cuerpo cuando está haciendo lo mejor posible por recuperar su equilibrio. No es tanto que “regresa la ansiedad” sino que te asustas ante lo que sientes, lo quieres controlar, te llenas de pensamientos negativos ante eso y entonces regresa la ansiedad.
Yo he aprendido a de verdad, perderle el miedo a mi cuerpo y a lo que siento en él, lo observo, lo escucho y veo si hay algo que yo hice para generar las sensaciones, probablemente he tenido sensaciones “extrañas”, que más bien interpreto como nuevas y diferentes, pero no evoluciono a un cuadro de ansiedad porque permito que mi cuerpo libere la tensión y porque veo que hay algo que escuchar cuando mi cuerpo habla. Para después, pasar a la acción.
Así es que eso te recomiendo, a que dejes de reprocharte o regañarte porque regresan sensaciones de ansiedad y en su lugar, aprende a conocerte e identificar los pensamientos negativos que te trajeron de regreso a ese lugar, para poder desmentirlos y ubicarte aún más en la realidad.
Recuerda que no eres robot, que no puedes instalarte en un estado constante de bienestar perenne, que tu cuerpo está en constante movimiento y está haciendo ajustes y re-acomodos frecuentemente. Aprende a bailar con tus sensaciones y a descifrar si hay algo que te estás pidiendo a ti mismo o si tan sólo necesitas recostarte y descansar.
Date chance, date permiso de ser humano con altibajos y piérdele el miedo a tu cuerpo y a la ansiedad, para en su lugar, volverte su aliado y darte lo que estás necesitando.
