Porque es la mejor manera que hemos encontrado para sentirnos seguros.
Ante la duda e incertidumbre sobre el futuro, decidimos que era buena idea hacer predicciones para saber qué hacer y cómo comportarnos. Ante el darnos cuenta que los demás no siempre reaccionaban como queríamos, aplicamos el control sobre ellos para que dejaran de lastimarnos. Ante el darnos cuenta que nosotros no siempre actuábamos igual o como queríamos, aprendimos a controlarnos a nosotros mismos.
Aprendimos a controlar cuando de chicos vimos que las cosas salían de control, ya sea en casa o en el exterior, y probablemente llegamos a la conclusión “yo necesito dictar el curso de los eventos para no salir lastimado”. Es en ese momento que decides apoderarte de todo lo que sucede a tu alrededor y aplicar tus técnicas de control.
Date cuenta como las siguientes técnicas en apariencia pueden ser una cosa, pero en el fondo lo que están buscando es controlar, y busca dentro de ti si existe otras cosas que haces con tal de tener el control de lo que sucede contigo o a tu alrededor:
Cualquiera que sea tu estrategia para controlar, seguramente lo haces con la intención de controlar a los demás, a las situaciones y a ti mismo.
Activas tus ganas de controlar a los demás cuando ves que no está haciendo lo que a ti te gustaría que hiciera para sentirte seguro. El mecanismo de acción para controlar a los demás es a partir de la desesperación y frustración, y puedes hacer algo de lo siguiente:
El control sobre ti mismo nace a partir de querer ser perfecto y que “todo esté bien todo el tiempo”, por la misma razón de sentirte seguro y quizás para mantener una imagen frente a los demás, es por eso que buscas controlarte en cuanto a:
El problema aquí es que cuando te das cuenta que todo esto no está sucediendo, activas dentro de ti el “debería de sentirme diferente”, dejas de aceptar lo que sí estás sintiendo o haciendo, y empieza la lucha contigo mismo y bienvenida sea la ansiedad.
Te conviertes en tu peor juez y al mismo tiempo en tu víctima, por eso es importante tener paciencia contigo mismo, aceptar las sensaciones y entonces sí determinar qué quieres hacer con todo eso.
Otro síntoma de controlitis es cuando queremos controlar los eventos y los sucesos que ocurren a nuestro al rededor, y eso aún puede ser más frustrante, pues con los demás y con uno mismo podemos ejercer cierto poder para motivar el cambio, pero cuando se trata de las cosas externas, es muy probable que nuestra influencia sea muy baja, y entonces… más nos frustramos.
Algunos ejemplos:
Quizás la mayoría de estas cuestiones no están en nuestras manos poder controlar, pero sí podemos decidir cómo enfrentarlas y qué hacer al respecto en ese momento.
Quizás muchas cosas salen de nuestro control, pero en cuanto tu decides cómo relacionarte con todas esas cosas, lo recuperas.
Si ya descubriste que tienes controlitis entonces es momento de empezar el tratamiento para curarte, y el tratamiento consta basicamente de visualizar la vida y a ti mismo como un río, es aventarte al flujo natural de las cosas, tu vas en tu barca disfrutando del paisaje y decidiendo hacia donde vas, pero al mismo tiempo permitiendo que la corriente te lleve.
Además de eso, te recomiendo lo siguiente:
Recuerda que aunque te dejes fluir contigo mismo y con los demás, en el fondo siempre tienes la última decisión sobre ti mismo, y que por más extraño que se sienta tu cuerpo con la ansiedad y por más cosas raras que pienses, tú tienes el poder de decidir cómo enfrentar todo eso que te sucede.