Normalmente antes de meditar nos planteamos una intención.
Al meditar podemos caer en el error de plantearnos la intención de no distraernos, tener nuestra atención fija en la respiración, volver a experimentar la paz que experimentamos antes, iluminarnos y convertirnos en Buda…no sé…
Pero, estas intenciones me suenan más bien a exigencias, a presiones que nos auto ponemos y que lejos de ayudarnos a tener una bonita meditación, nos aseguran de que nos frustraremos y no podremos experimentar eso que anhelamos.
Por eso, hay intenciones más realistas y positivas como por ejemplo:
Ahora, no se trata de que después de plantearte la intención vas a esforzarte por hacerla cumplir. Más bien, te planteas la intención, te sumerges en la práctica de la meditación, y de vez en cuando te das cuenta de si te fuiste por otro camino o no, y si ese camino no te está ayudando de mucho, te recuerdas tu intención.
Por ejemplo, si tu intención fue disfrutar de la práctica y de repente te encuentras juzgándote por lo que estás haciendo y sufriendo por ello…pues te recuerdas tu intención, relajas tu estómago y vuelves a disfrutar, a pesar de lo que esté apareciendo en tu experiencia.
La intención es como un hilo conductor el cual te recuerda que ahí está en los momentos que los necesitas, más no es algo en lo que te tienes que esforzar mantener.
La idea es que te sumerjas a la meditación y a la práctica y que de vez en cuando, cada vez que lo necesites, te recuerdes tu intención. Pero recuerda, no te pongas expectativas exigentes, elige intenciones realistas, que dependan de ti y que sean propositivas y amorosas contigo mismo.
La intención no es un sueño que anhelas que se haga realidad, no es un objetivo y tampoco es una exigencia, no es algo que te presiona, tampoco es una calificación que medirás al final de la meditación.
la intención es una decisión previa, de algo que te quieres generar para ti mismo, que depende de ti y que tú puedes dirigir tu atención hacia eso, simplemente como ayuda a ti mismo para los “momentos difíciles” mientras que meditas.
Plantéate la intención y conecta después con tu proceso normal de meditar, recordando cada vez que lo necesites lo que está en tus manos experimentar.