Aquí te doy algunas respuestas para que baje tu confusión mental
El verdadero conflicto es que quieres encontrar la respuesta rápido.
Además, quieres estar seguro y segura de que la respuesta que encuentras es la definitiva, la única, la inigualable, la certera, la real, la que será permanente para siempre.
Quieres sentirte seguro de que estás en lo correcto y que sabes perfectamente qué significa la vida, tu existencia y lo que pasará en un futuro.
El problema no es que te hagas las preguntas existenciales, el problema está en que quieres encontrar la respuesta correcta lo más rápido posible. Como si no tener respuestas fuera un problema, como si de repente, no saber algo te pusiera en peligro, como si tuvieras que entender todo lo que te pasa, todo de la vida y todo lo del futuro.
Te genera conflicto, porque magnificas la situación y sientes que estás en peligro a menos que entiendas perfectamente todo lo que sucede contigo y el mundo.
Confía: confía en que la respuesta llegará, y que no porque ahorita no esté llegando, significa que no existe.
Experimenta más que pensar: experimenta la vida, pon a prueba lo que piensas, lo que sospechas, conviértete en científico y reactiva la curiosidad innata que traes desde niño.
Acepta cuando no tienes la respuesta: después de que piensas sobre lo mismo más de 3 veces y no has llegado a la respuesta, simplemente ponte un límite y habla contigo mismo diciéndote “si no hemos encontrado la respuesta pensando, pasemos a la acción”.
Vive el presente: pues muchas veces, el estar pensando en cuestiones abstractas se puede convertir en una fuga o escape del momento presente, así es que de repente abandona el cuestionamiento y regresa a vivir la vida que estás experimentando a través de tus sentidos.
Escribe como Descartes: (en algún momento de mi vida yo pensé que era la reencarnación de Descartes), pues al leerlo, pude verme reflejada en mis díálogos internos, cuestionamientos y conclusiones sin concluir… así es que… si vas a filosofar, filosofa bien. Escribe, argumenta y atrévete a llegar a tus propias conclusiones aunque esa misma conclusión pueda ser que no existen conclusiones.
Crea tu propia filosofía de vida: si no encuentras las respuestas, quizás es porque no te satisface la información que has aprendido o que ves a tu alrededor. Así es que llega a tus propias respuestas tu mismo, confiando en que por el simple hecho de que te son lógicas o agradables, están bien… aunque sea por el momento.
Decide qué es lo que quieres creer, más que lo que “debes creer”:es un poco como el punto pasado, pero ahora se trata de que más allá de lo que deberías de pensar o de lo que sería “correcto” pensar… llegues a la conclusión de lo que quieres pensar. Eres libre de pensar como quieras de la vida, así es que invéntate tu propia realidad. (ya lo haces, nada más que sin darte cuenta).
Observa la naturaleza: realmente, al observar la naturaleza puedes encontrar la mayoría de las respuestas que necesitas, pues, en el fondo tu funcionas de la misma manera, eres un micro crosmos del Universo completo. Así es que siéntate de vez en cuando a observar la naturaleza y aprende como si fuera la primera vez que la observas.
Quédate con lo simple y sencillo: esta fue una de mis respuestas en esos momentos de preguntas abstractas sin solución, y fue porque en un momento entendí que había tanto por experimentar, por vivir y por entender… que mejor me olvidaba de eso y me iba paso a paso viviendo y comprendiendo lo práctico, lo simple y lo sencillo; lo que sí estaba a mi alcance en ese momento.
Y mi sorpresa fue darme cuenta que precisamente ahí, en lo simple y sencillo, encontré la profundidad y complejidad abstracta de la vida pero sin conflicto o confusión.
Activa tu intuición: más allá de querer tener el pensamiento lógico y que todo tenga sentido, ábrete a activar tu intuición, ese lugar que está dentro de ti y que sabe la respuesta. Escucha lo que “te late” que es cierto para ti, y déjate guiar por eso, poco a poco verás que la vida refleja que eso que te late es verdad.
Yo te recomiendo que apliques ciertas estrategias, para que al menos en lo que llegan las respuestas, no te generen tanta ansiedad:
Por un lado es importante que tengas paciencia en cuanto a que ya que bajen tus niveles de tensión emocional y físico, te volverás a ir sintiendo normal de nuevo. Y por otro lado, que sepas que el hacerte esas preguntas no te pone en peligro, no estás en riesgo, y que tengas una visión de que algún día comprenderás, pero ese día llegará una vez que experimentes tu vida en el momento presente y te abras a descubrir la vida más allá de… querer definirla.
Por último, también creamos un audio para ayudarte con este proceso.