No sé en qué momento se nos ocurrió que "no debíamos sentir dolor", ya que en realidad es la evitación al dolor lo que nos ha hecho llegar al sufrimiento.
No sé en qué momento se nos ocurrió que “no debíamos sentir dolor”, ya que en realidad es la evitación al dolor lo que nos ha hecho llegar al sufrimiento.
Es normal sentir dolor emocional pues al ser humanos generamos apego con las personas a nuestro alrededor, y el apego sano es positivo pues nos hace vincularnos e unirnos para sobrevivir como raza humana.
Así es que cuando se va un ser querido, cuando alguien te ofende o rechaza…es normal que te duela, pues estás vinculado con los demás.
Pero cuando no queremos sentir dolor, y lo adormecemos con distracciones (alcohol, drogas, pastillas, compras, etcétera), el dolor no es procesado en nuestro interior, y por lo mismo, no es canalizado productivamente y entonces ahí es donde sin que nos demos cuenta, se genera el sufrimiento.
En general, el dolor se convierte en sufrimiento cuando:
Principalmente porque se siente desagradable, claro, es una emoción que comprime nuestro pecho y nos hace llorar, nos hace dejar de tener ganas de hacer las cosas y asilarnos de los demás. Y entonces, en cuanto empezamos a sentir dolor….pensamos “qué miedo deprimirme”.
Entonces entra el miedo a la ecuación y empezamos a generar tensión y apretamos nuestro cuerpo y nuestras emociones y como esto también se siente desagradable, buscamos la fuga.
Pero no hay fuga del dolor…éste tan sólo se convierte en sufrimiento y en ansiedad.
Suprimimos el dolor porque pensamos que hemos de estar felices y contentos todo el tiempo, que hemos de evitar lo feo de la vida y que nuestra vida y nosotros mismos hemos de ser perfectos.
Pero se nos olvida que parte de lo que nos hace perfectos es precisamente nuestra capacidad de sentir dolor.
Muchas de las obras de arte más hermosas de nuestra cultura fueron creadas por sus artistas en momentos de verdadero dolor. De la misma forma, las recuperaciones emocionales más asombrosas fueron alcanzadas en momentos de intenso dolor.
Muchas de las personas que ayudan a los demás (y me incluyo) lo hacemos gracias a que logramos ver más allá del dolor y aprendimos a usarlo para ser creativos y para apasionarnos por lo que hacemos.
El dolor es motor, es impulso y es energía que si la aceptas y la usas a tu favor, puedes hacer grandes cosas por ti y por los demás. ¿Cuántas obras sociales y fundaciones que ayudan a los necesitados no salieron del dolor de una experiencia personal?
Todas estas actividades te ayudan para recuperarte y sanar la experiencia dolorosa, y estas actividades fueron motivadas por la emoción del dolor.
Constantemente recibo en mi correo noticias sobre investigaciones que se hacen respecto a la somatización de las emociones, y la conclusión general es que cuando no sabemos manejar las emociones dolorosas e intensas, éstas saldrán con síntomas físicos, o sea, somatizando.
Y después veo a todos los que hemos pasado por ansiedad, con dolores reprimidos llenos de síntomas “extraños” en el cuerpo, que no son más que nuestro dolor emocional tratando de salir.
Así es que todo el secreto está en saber canalizar el dolor, saber actuar en base a él y sanar o transformar nuestras vidas gracias a él.
Por otro lado, la ciencia también ha investigado sobre los poderes curativos para el cuerpo del mismo dolor, inclusive lo han llegado a relacionar diciendo que quienes experimentan dolor emocional en sus vidas viven más tiempo.
Lo principal es que no lo quieras negar y lo empieces a aceptar. Que lo asumas como propio y que dejes de echarle la culpa a los demás por lo que sientes.
Y después, siéntate o acuéstate y contacta con ese dolor, observa cómo se expresa en tu cuerpo, y concientemente puedes llorarlo.
Después puedes elegir alguna actividad que tú sientas que te puede ayudar a sanar ese dolor, y ahí es donde entra el arte, las manualidades, la literatura, el activismo social, las excursiones e inclusive los viajes, depende de ti y del momento de tu vida, pero necesitas encontrar la manera de canalizar al exterior tu dolor.
En el día a día practica lo siguiente
En un día normal sientes muchas cosas diferentes, algunas intensas y otras no tanto…pero es importante que al final del día hagas un repaso de lo que sentiste y que simplemente lo observes cómo se siente en tu cuerpo, le envíes oxígeno y lo liberes al exhalar.