Para dejar de postergar, primero hay que saber por qué lo hacemos.
¿Por qué postergamos?
¿Cómo dejar de hacerlo?
Fácil, sigue las siguientes recomendaciones:
1.- Responde el siguiente diagrama utilizando un ejemplo de algo que traigas postergando.
Ejemplo: Tengo que echar ropa a lavar
¿Quiero hacerlo? No…
¿Por qué? Porque me da flojera…
¿Para qué si quisiera hacerlo? Para tener ropa limpia y salir tranquila de casa
¿Puedo hacerlo ahorita en menos de 5 minutos? No
(Lo anoto en mi agenda cuándo si puedo)
La intención de éste cuestionamiento es que lo hagas inmediatamente cuando llega el pensamiento a tu mente y encuentres la intención y el sentido de hacerlo, o el miedo que te está impidiendo hacerlo.
Las respuestas que no serían válidas serían todas aquellas como… “porque me da miedo”, “porque me da flojera”, “porque no se lo que va a pasar…”.
Las válidas serían “porque no es importante para mí”, “porque no me toca hacerlo”.
Empieza a hacerlo, y verás los cambios.
2.- Encuentra el sentido a aquello que “tienes” que hacer
Cuando no le encontramos el sentido o la intención de aquello que tenemos que hacer, lo vemos precisamente como algo que “tenemos que” y se convierte en un pesar, en un sacrificio, en algo que no queda de otra, inmediatamente eso nos genera estrés y ansiedad, y mi propuesta es que no hagas nada que tengas que hacer, haz solamente aquello que quieres y que elijes hacer y ser.
Pero ¿cómo saber si realmente quiero hacer eso que tengo que hacer?
Haz la técnica de flecha ascendiente, para que encuentres el valor real detrás de cada acción que realices, y de ésta manera, cobrará un sentido mayor, y no te generará pesar hacerlo.
Instrucciones: ve respondiendo a cada pregunta “y para qué quiero X (tu respuesta)” hasta que llegues a una respuesta que te hace más sentido y te da más valor.
Ejemplo: Tengo que echar ropa a lavar
¿Para qué quiero echar a lavar la ropa?
Para tener ropa limpia
¿Y para qué quiero tener ropa limpia?
Para que en la mañana me pueda poner lo que quiera
¿y para qué quiero ponerme lo que quiera en la mañana?
Para sentirme a gusto conmigo misma a lo largo del día
¿Y para qué quiero sentirme a gusto conmigo?
Para estar tranquila y relajada
¿Y para qué quiero estar tranquila y relajada?
Para tener salud y ser feliz =)
3.- Cambia el “tengo que…” por el “quiero…” o “elijo…”
Cáchate cada vez que tu mente piense en términos de “tengo que”, e inmediatamente haz la técnica de flecha descendiente para que puedas llegar a la conclusión que en realidad sí quieres y elijes hacerlo, y entonces, cambias la manera en la que te hablas a tí mismo diciéndote “quiero…” o “elijo…”. Esto es conocido en las técnicas de neurolingüística, donde se ha demostrado que lo que te dices a ti mismo determina el nivel de estrés y ansiedad que te generas.
4.- Atrévete a usar una agenda
Es más importante de lo que crees, el tener una agenda te permitirá sentirte tranquilo porque sabes que TODO lo que quieres hacer, está anotado en su lugar exacto, en el momento en el que lo harás, no tienes que andar jugando al malabarista, la agenda te guía. Deposita en ella esa responsabilidad, y tú solamente encárgate de revisarla constantemente.
5.- Utiliza el tiempo haciendo lo que te da valor
Esto es, que hay muchas actividades que no te has dado cuenta, pero que te quitan mucho tiempo, que realmente no les quisieras dedicar. Hay actividades que en menos de que te das cuenta ya llevas una hora haciéndolo, y realmente no es tan importante para tí. Por eso haz un registro de todo aquello a lo que le dedicas tiempo, y analiza si la cantidad de tiempo que le dedicas corresponde a la importancia que le das. Elimina de tu tiempo aquellas actividades que no te son significativas, para que puedas encontrar el tiempo a aquello que sí lo es.
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