Después de vivir un ataque de pánico te quedas como si te hubiera revolcado una ola: asustado. No tiene por qué ser así.
Normalmente, después de vivir un ataque de pánico te quedas como si te hubiera revolcado una ola: asustado, paralizado e inclusive…avergonzado, y sobre todo, con mucho miedo de que vuelva a suceder. Pero esto no tiene por qué ser así, podemos aprovechar de este momento para muchas cosas, y eso es lo que te quiero decir en este post. Entonces ¿qué hacer después de un ataque de pánico?
Yo veo al ataque de pánico, y así lo he sentido, como una erupción que hace mi cuerpo porque ya no podía más guardar tanta tensión física y mental. Es un momento de explosión donde sí, hay caos, miedo e incertidumbre, pero aún así, es mejor que el cuerpo explote a que se quede todo ahí adentro guardado.
Así es que podemos aprovechar esa explosión, y ver que ya salió lo que tenía que salir, y que ahora es momento de revisar cómo quedo el área y qué hemos de hacer para levantarnos de las cenizas.
Disculpa la comparación, pero es como cuando algo te cae mal a la panza, y sabes perfectamente que después de devolver el estómago te sientes mejor, cansado, pero liberado del mal que te acosaba. Creo que pasa lo mismo a nivel emocional con el ataque de pánico.
Al día siguiente, en lugar de morirte de miedo de que vuelva a ocurrir (no tiene por qué volver a ocurrir si ya hizo erupción el volcán), mejor dedícate a hacer una revisión con amor de tu vida.
¿qué estoy haciendo que no me llena? ¿qué sueños y pasiones he dejado de lado? ¿en qué me he venido descuidando a mi mismo? ¿en qué me siento ahogado? ¿qué voy a hacer para sentirme más libre?
Y entonces, le das un sentido al ataque de pánico, le puedes inclusive agradecer porque llegó a avisarte que era momento de hacer esa revisión.
Normalmente después de un ataque de pánico físicamente te encuentras agotado, de cierta forma ni si quiera sientes tu cuerpo. Entonces, ¿qué mejor oportunidad para consentirte? ¿para sentirte? ¿para darle a tu cuerpo lo que necesita?
Entonces te haces de comer nutritivo y sano, te das un baño de aquellos, te llenas de aromas que disfrutas, te abrazas y te pones ropa cómoda. Consiéntete, pues al final del día eso es lo que necesita tu cuerpo.
Si de algo es momento después de un ataque de pánico, es de recuperar la confianza y fe en ti mismo. Normalmente pasa al contrario, te empiezas a avergonzar de por qué te sientes así, te asustar por estar enfermo, corres al cardiólogo, temes por tu vida… pero has de estar seguro que tu vida no corre peligro.
El que está corriendo peligro es tu esencia porque no le has dejado salir por mucho tiempo, y por eso te está gritando a través del ataque de pánico. Así es que es momento de confiar en ti, en el universo, en Dios o en el poder superior que tú creas, y dejar de sospechar de la tragedia (por más que así se sienta, no lo es).
Escucha este audio para después de un ataque de pánico.
Ponte manos a la obra, llévate a la acción de generar los cambios que sabes que es necesario generar en tu vida, de declarar los límites que necesitas poner a los demás, de luchar por tus sueños y decirle al mundo “esta es mi vida, voy tras ella”.
Y quizás, así como el geyser que ves en ésta imagen, a partir de la explosión y haciendo un milagroso uso de la lava, puedas darle vida a una de las obras de arte más hermosas que existen en la naturaleza: tú mismo.
El día después del ataque de pánico es el momento indicado para contactar contigo mismo, entrar en un momento de silencio y escuchar lo que estás necesitando. Disfruta de que tu cuerpo ya hizo erupción, y date chance de renacer de las cenizas.