Aprende a manejar los arranques de ira y la ansiedad, ya que antes de ser ira, tuvo que ser una ligera molestia.
Digamos que en la ansiedad nos gana el temor de sacar nuestros enojos por miedo a cómo reaccionen los demás o por querer evitar un conflicto, y en la ira, el enojo acumulado es tanto, que te deja de importar lo que piensen los demás, simplemente tienes que explotar.
La ira puede venir acompañada de altos niveles de ansiedad que ya no aguantaste más y ahora tienes que canalizar hacia afuera, o puedes vivir con ira la mayor parte de tu vida sin experimentar lo que es ansiedad jamás, pues claro, explotas y explotas constantemente.
Cualquiera de los dos casos, la ira tiene que ver con la acumulación de emociones en tu interior que no has sabido expresar de manera adecuada. Generalmente estas emociones son generadas por creencias equivocadas sobre ti y los demás, que generalmente se convierten en expectativas no cubiertas, generándote frustración y quizás, un sentimiento de injusticia.
Normalmente detrás de un enojo existe un sentimiento de tristeza guardado, escondido y que no has contactado. En el fondo te genera tristeza no estar recibiendo lo que deseas o no sentirte parte de un grupo o darte cuenta de tu debilidad o vulnerabilidad. Como no te atreves a contactar con esa tristeza, la disfrazas de enojo. Pues claro, enojado te ves más valiente y fuerte que triste.
Revisa tus creencias alrededor de “siempre debo mostrarme fuerte ante los demás” “no debo de aceptar la vulnerabildiad o debilidad en mí”. Y por otro lado, atrévete a contactar con tu tristeza, créeme, no tiene nada de malo.
El grito simboliza que estás desesperado por ser escuchado, por ser tomado en cuenta, porque te traten con justicia e igualdad, estás desesperado por sentir tus necesidades emocionales satisfechas. Estás desesperado por sentirte amado, libre, incluido y respetado.
Las manos apretadas, los manotazos e inclusive las patadas también entran en acción porque tu cuerpo está en la modalidad “estamos en peligro es momento de sobrevivir, o atacas, o huyes”, en la ansiedad la opción por la que se opta es por huir, evitar aquello que atenta contra mi vida, pero en la ira… no, ahí me avalancho contra eso que está atentando contra mi vida.
La ira no llega así como así, empezó como una pequeña molestia.
molestia – frustración – enojo – ira
Las pequeñas molestias no las expresamos por eso mismo, porque son pequeñas. Piensas que no vale la pena, que no es para tanto. Pero sigue sucediendo eso que te molesta, y empiezas a frustrarte de que sigue siendo así. Ahí tampoco lo expresas, ya sea por no saber cómo o por miedo al conflicto. Y entonces se convierte en enojo, en este nivel ya estás etiquetando a las otras personas o a ti mismo, ya das por hecho que esa situación que te molesta existe y que no la puedes tolerar más, y probablemente tampoco lo hablas.
Es hasta que tu cuerpo no aguanta más que explotas con la ira. Así es que sí es importante que expreses tus molestias, por más pequeños que sean ¿ok?
Tu cuerpo te da señales de cuando te estás molestando, quizás tú no te das cuenta, pero tu cuerpo en su infinita sabiduría sí. Por eso checa cuando haces algo de la siguiente:
La ira no es mala, nos viene a avisar que necesitamos encontrar dentro de nosotros lo que le exigimos a los demás.
Pon tus sentimientos en el lugar que les toca, o sea, en tus manos, deja de permitir que otras personas o el exterior las controlen.
Recuerda que al final del día, el enojo aparece como señal de que necesitas protegerte de algo. El chiste es descifrar si eso de lo que te quieres proteger es una amenaza real o no.