La Tierra fértil donde se da la ansiedad es el miedo, donde se pueden dar raíces de creencias (distorsionadas) que con el tiempo se convierte en estrés.
Este estrés puede ser pequeño y manejable como pequeñas plantitas, o bien, crecer a un tronco más robusto que ya sería la ansiedad, esto depende de qué tanto reguemos (aumentando) nuestras creencias distorsionadas.
El riego, el agua que le da vida a la ansiedad está compuesto por experiencias de abuso y trauma, por tener un patrón de comportamiento hacia el control, la resistencia y el perfeccionismo, por comportarnos con los demás bajo el esquema de co-dependencia, obsesionándonos y acumulando emociones, negando y evitando los problemas y distorsionando la realidad por nuestra baja autoestima y autoconfianza.
Esto genera que crezca el árbol de la ansiedad del cual salen las diferentes ramas (trastornos) de la ansiedad, los cuales son hipocondría, fobias, pánico con o sin agorafobia, TOC, TAG y estrés postraumático.
Los frutos, serían los síntomas, pero en quitarnos los síntomas no está la solución, hay que ir a las raíces, a nuestras creencias, a dejar de vivir con miedo y sobre todo, dejar de regar al árbol cambiando nuestras actitudes y maneras de comportarnos con nosotros y los demás.