Si te identificas con esto, hay 5 puntos en los que te recomiendo reflexionar y trabajar.
El primero es que cada quien decide lo que hace o no por ti, tú no los estás obligando a acompañarte ni a ayudarte, es por amor que lo hacen y no significa que te tengan lástima, ni que lo hagan porque si no se sienten mal, lo hacen porque toman la decisión de hacerlo. Es importante que sepas que así funciona el mundo, cada quien toma las decisiones que quieren y te recomiendo que te liberes del peso de sentir que tú los estás obligando o que no les queda de otra.
Segundo, déjate recibir. Date cuenta que quizás siempre has estado para los demás, que quizás antes eras muy independiente y no pedías ayuda, bien, pues no por pedir ayuda significa que eres débil o que has fracasado, significa que eres humano y que de vez en cuando necesitas que te echen una mano. Así es que déjate recibir, y modifica la creencia de que tú sólo podías con el mundo y que pedir ayuda es de débiles, y mejor empieza a pensar que pedir ayuda es de sabios y que recibir el amor de los demás te conecta con ellos.
Tercero, quizás sientes que no puedes sólo y que de verdad necesitas la ayuda de los demás, pero te recomiendo que empieces a ver que tú también puedes resolver tus momentos de crisis por ti mismo, que tú también puedes ser tu propia compañía y salir contigo a la calle, de vez en cuando, date la oportunidad de no pedir ayuda a otros y pedírtela a ti. Sé que se contradice con el punto pasado, pero esto es para cuando empieces a trabajar en dejar de depender de los demás, pero de todas formas, cuando pidas ayuda y la recibas, permítetelo.
Cuarto, trabaja la codependencia. He observado muchos casos en los que se genera cierta codependencia con los demás en el sentido de que te sientes culpable por estar con tal persona, pero al mismo tiempo tienes la necesidad de ser libre de la relación o de hacer tus propias cosas, entonces, de vez en cuando, atrévete a decir “no quiero ir” o…”prefiero estar conmigo mismo un rato”, pues estoy segura que en el fondo de repente sí se te antoja pero no lo pides. Empieza a liberarte de creer que tú eres responsable de los sentimientos de los demás, y viceversa, pues primero tú eres responsable de ti y después cada quien de si mismo.
Finalmente, creo que el punto más importante es que empieces a responsabilizarte de ti mismo, en la mayoría de los sentidos que te sean posible. Responsable del uso que le das a tu tiempo, responsable de las actividades en las que decides invertir tu tiempo, del dinero que decides gastar, de qué decides vestir, a dónde ir y con quién, y sobre todo, responsable de tus propias emociones y sentimientos. En el momento que liberes al otro de hacerse cargo de ti, en ese momento te darás cuenta que sí te es posible hacerte cargo de ti.
Recuerda, no tiene nada de malo de vez en cuando recibir ayuda y apoyo, pero una cosa es dejarte ayudar y otra cosa muy diferente…que te carguen, y que tú te quedes con la idea de que sólo o sola no puedes, porque sí puedes, pero quizás no has tenido la oportunidad de demostrártelo a ti mismo por la creencia de que no puedes.
Muy en el fondo creo que si te sientes una carga para los demás, es porque en realidad ya no te sientes cómodo con seguir siéndolo y que es momento de que te bajes de sus hombros y te des cuenta que por ti mismo sí puedes caminar. Creo que en el fondo es un anhelo de ser independiente, de ver por ti mismo, pero que estás acostumbrado a depender de otros y te da miedo empezar a tomar tus decisiones, entonces, anímate, bájate de los hombros de los demás y qué importa si te equivocas, lo que importa es que te des cuenta que por ti mismo puedes caminar.
Entonces, vuelve a confiar en ti, y confía en que los demás también serán capaces de lidiar con sus emociones y sentimientos, y mejor, empieza a elegir qué actividades se te antoja de corazón hacer con tus seres queridos, invítalos a esos planes y sé honesto en cuanto a lo que no quieres hacer, pero no porque no quieras hacer lo mismo que los demás significa que no puedan coincidir en otras cosas.
Y sobre todo, en los momentos que te sientas mal, intenta por un momento encargarte de ti mismo, se vale decir “me siento mal, dame unos minutos”, pero deja de querer que el otro te saque de tu malestar y haz la prueba del primer paso que propongo que es dejar de huir, dejar de querer distraerte, cerrar los ojos y aceptar lo que sientes.
Te platico que a veces la ansiedad nos trae ganancias secundarias, y una muy importante es que nos permite llamar la atención de nuestros seres queridos, al mismo tiempo que nos protege frente a ellos pues ya tenemos razones para no hablar de ciertos temas…también puede darnos la ventaja de pedir un abrazo o un cariño…y si encuentras éstas ganancias secundarias o ventajas, y empiezas a hacerte responsable de ellas, estoy segura que dejarás de sentir que dependes o que estropeas el camino del otro y empezarás a trazar el tuyo acompañado de los demás.
Así es que como conclusión, déjate recibir amor, pero empieza a dártelo a ti mismo para que recuperes tu equilibrio interior. Te mando un abrazo.