Si te identificas con 5 o más, te felicito, has aprendido a vivir la experiencia tal y como es.
1. Eres capaz de ver y valorar lo que sí tienes en tu vida, inmediatamente empiezas a sentir un profundo agradecimiento, en lugar de sufrir por lo que te hace falta o no sucede en tu vida.
2. Te llegan flashazos súbitos de inspiración y creatividad, te encuentras jugando, como lo hace un bebé, a descubrir el mundo con curiosidad.
3. Sabes dónde dejaste las llaves, el coche, tu cartera… tu cabeza.
4. Te das cuenta en el momento exacto en que tienes ganas de: tomar agua, comer, descansar, ir al baño, expresar algún sentimiento, en lugar de que te agarren de sorpresa cuando ya es casi una emergencia.
5. Te das cuenta de los pensamientos y emociones que se te disparan al ver a ciertas personas o llegar a ciertos lugares.
6. Ves los colores más brillantes, los sabores son más intensos, las texturas te acarician.
7. Tienes momentos repentinos de completa paz, en los que realmente disfrutas, estés donde estés, hagas lo que hagas.
8. Recuerdas nombres, sucesos y caras aunque hayas tenido poco contacto con eso; tienes mente clara para resolver la cuenta del súper, encontrar la respuesta a tu acertijo y responder con lógica a lo que te dicen.
9. Sientes una increíble conexión con los demás, en la que dejas de tomarte las cosas personalmente.
10. Pasas de la reacción a la respuesta, o sea, en lugar de inmediatamente reaccionar a lo que sucede (desesperándote, gritando, pataleando, poniéndote triste), observas las cosas desde otra perspectiva en la que aceptas lo que esa situación te hizo sentir, y decides la respuesta ante eso.
Disfrutas de lo que haces, y te sientes pleno por lo que haces, disfrutas de lo que sientes, (aunque no siempre sea agradable), y te encuentras en un estado constante de satisfacción.