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¿Por qué siento estos temblores en mi cuerpo cuando estoy ansioso?

¿Por qué siento estos temblores en mi cuerpo cuando estoy ansioso?

La ansiedad puede hacer que nos sintamos tensos e inquietos, lo que suele reflejarse en nuestro cuerpo en forma de temblores en las manos, en la voz y en otros movimientos involuntarios. En este post te contaremos sobre las causas de estas respuestas fisiológicas y algunas técnicas de autocuidado para que aprendas a controlar los temblores cuando sea necesario.

¿Por qué tiemblo?

Vamos a comparar ese temblor del cuerpo con la actividad de un volcán, el cual, antes de hacer erupción, sacude y mueve su terreno, y así como la naturaleza lleva a cabo este fenómeno de forma perfecta y por una razón, también lo hace nuestro cuerpo.


Con el objetivo de liberar la adrenalina y la tensión física y emocional acumulada, nuestro cuerpo necesita temblar, sacudir y moverse para así salir de ese estado de estrés. De hecho, podríamos entender estos temblores por ansiedad como un reajuste, una liberación, que a la vez es el mensaje de nuestro cuerpo haciéndonos ver la gran cantidad de tensiones que estábamos acumulando.

¿Entonces mi cuerpo tiembla por ansiedad?

Si tu cuerpo está temblando, es momento de escuchar qué es lo que te está intentando transmitir. Y esto serás capaz de lograrlo si buscas la ayuda de profesionales que tengan la experiencia de entender (y ayudarte a entender) qué está pasando y por qué.


En muchas ocasiones, nuestro cuerpo nos pide que disminuyamos un poco nuestro ritmo de vida para que lo cuidemos y podamos reconectarnos con él. Pero si no nos damos el tiempo de escucharlo, aparecen aquellos síntomas de la ansiedad (como los temblores) que nos hacen prestar mayor atención.


Tu cuerpo es muy sabio. Y tiene un mecanismo de liberación de tensión que activa cuando percibe que ya estás a salvo, fuera de algún peligro, o bien, cuando ya necesita liberarlo. Es por eso que el temblor en el cuerpo aparece como un aviso de que necesitas detenerte un momento y escucharlo atentamente para descubrir qué es lo que te está pidiendo y poco a poco aprender a cuidarlo y así volver a encontrar el equilibrio y la calma.

Temblor y estrés postraumático

Cuando te enfrentas a una situación muy estresante donde te percibes a ti mismo en algún tipo de peligro, tu cerebro, junto con todo tu sistema nervioso, tiene tres opciones para reaccionar: huir, atacar o congelarse. Si tú percibes que puedes contra esa situación, atacarás; si percibes que no puedes, huirás, pero, en algunos casos, cuando no puedes huir ni atacar, optarás por congelarte.

El congelarte consiste en adormecer las sensaciones de tu cuerpo: separar por un momento tu conciencia de lo que está sucediendo y de esta forma evitar sentir el dolor físico o emocional de lo que está pasando. Esto es muy común en momentos de shock, donde pasado el tiempo te preguntas ¿por qué no hice nada? Bueno, porque tu sistema nervioso decidió congelarse y lo hizo para asegurar tu supervivencia y lidiar de esta forma con la situación de riesgo que viviste.

Esto genera que, de cierta forma, el acto de defenderte, atacar o huir se quede incompleto e insatisfecho, dejando acumulada la adrenalina y tensión muscular que en su momento no pudiste liberar. Por eso el cerebro necesita liberarla, para sentir que "completó" lo que empezó y físicamente actuar el ataque o la huída; así termina de procesar y da por concluido este evento. Y es aquí donde entra el temblor y esa sensación de inquietud.

Lamentablemente, el paso del tiempo no siempre lo cura todo. Y si viviste algo que te dejó en shock, que fue muy estresante o doloroso, o bien varias situaciones donde te percibiste en peligro pero sin la capacidad o las herramientas necesarias para defenderte o huir, todo eso que no se liberó al momento se ha quedado acumulado en tu cuerpo. Y es natural, incluso positivo, que tiempo después pida ser liberado.

Además, es una realidad que la emoción de miedo conlleva temblor, de ahí la expresión "estoy temblando de miedo", ya que toda la adrenalina, cortisol y otras sustancias que liberas en momentos de mucha tensión, le piden a tus músculos tensarse para atacar o huir, y al no poder llevar a cabo ninguna de estas dos funciones, los músculos necesitan liberarse de esa tensión a través del temblor.

Este fenómeno ha sido recientemente descubierto pero ampliamente estudiado por autores como Peter Levine, Stephen Porges y Bessel van der Kolk, quienes, a través de la teoría polivagal y la experiencia somática, nos comparten la realidad de cómo el trauma sí se acumula en el cuerpo y el temblor es la liberación de ese congelamiento que has tenido en el pasado.

¿Sabías que incluso existe una técnica o ejercicios terapéuticos que generan a propósito que puedas temblar? Es conocida como TRE (por sus siglas en inglés, Tension and trauma Releasing Exercises) y fue desarrollada por el Dr. David Berceli con el objetivo de llevar al cuerpo a un momento de liberarse a través del temblor. Nuestra recomendación en relación a esta terapia es que, si tienes ansiedad, ataques de pánico o una historia de estrés postraumático, empieces por aprender a sentir tus sensaciones, perderles el miedo y contactar con tu cuerpo, para que el ejercicio no sea contraproducente y el temblor no te active más miedo.

Pero aquí lo importante es que puedas cambiar tu forma de pensar sobre el temblor en el cuerpo y puedas ver que es algo que tu sistema nervioso está haciendo para autorregularse, sobre todo si has vivido situaciones donde te has sentido en algún tipo de shock o peligro constante.

El temblor en los animales

Una forma de conocer cómo funcionamos es observar a otros mamíferos en situaciones de peligro y estrés. Peter Levine utiliza mucho el ejemplo de un animal que es atrapado por un león, el cual opta por congelarse, ya que no puede huir de esa situación ni mucho menos atacar.

Un poco después el león se distrae y deja al animal abandonado, por lo que éste, a través de su mirada que sigue activa, logra percibir que está fuera de peligro, pero como está congelado no puede simplemente pararse y salir corriendo. Primero necesita temblar y sacudirse. Podemos ver que tiembla como para despertar de nuevo a su cuerpo y salir del estado de congelamiento, y entonces sí, logra escapar y huir.

Esta explicación la puedes encontrar en mi video. Y si buscas más sobre Peter Levine explicando lo que es la experiencia somática podrás encontrar otros ejemplos en los que se ve a diferentes animales temblando para salir de situaciones de riesgo o para completar lo que no pudieron hacer en su momento (correr).

Quizás podrías empezar haciéndote las siguientes preguntas: ¿De qué situaciones me estoy reactivando? ¿Qué adrenalina y tensión acumulada está liberando mi cuerpo?

Siento que todo el cuerpo me palpita

¿Qué partes del cuerpo pueden temblar?

Siendo que casi todo tu cuerpo tiene músculos que se tensan y torrentes sanguíneos por los que se transporta la adrenalina y el cortisol, el temblor se puede experimentar en prácticamente cualquier parte del cuerpo. Pero lo más común es que sintamos esos temblores en las partes del cuerpo que tensamos y apretamos en momentos de estrés.

Algunas personas pueden experimentar que el párpado les tiembla. Si eres una de ellas, también tenemos este post sobre el espasmo ocular. Otras personas pueden experimentar un temblor en el pecho, en algún dedo de las manos o de los pies, los labios, algunas partes del cuello e incluso en el estómago. Igualmente, puedes experimentar un temblor generalizado que recorre todo el cuerpo.

Asimismo, puedes sentir que tu corazón tiembla, lo cual podríamos más bien definir como taquicardia, que es cuando sientes que tu ritmo cardíaco va muy acelerado, generando también estas sensaciones de temblor en la zona cercana a nuestro corazón. Si este es tu caso, podrías revisar el post que escribimos sobre taquicardia.

¿Por qué tiemblo cuando ya me estoy relajando?

Algunas personas que son parte de la comunidad en línea de Dale alas a la ansiedad nos platican que cuando ya por fin se están relajando, haciendo alguno de nuestros audios o simplemente sentándose a descansar, es justo ahí cuando les viene el temblor en alguna parte del cuerpo… ¿Por qué sucede esto?

Recuerda que cuando tu cerebro percibe que estás en algún tipo de peligro o con la necesidad de estar activo, manda la señal a tu cuerpo de estar en tensión y activación, y justamente cuando percibe esto ha pasado y al fin es momento de descansar, toma la decisión de liberar lo acumulado a través del temblor.

Podemos ver estos temblores como un puente entre la tensión y la relajación. A veces necesitamos pasar por ahí para sentirnos mejor. Así también el llanto, o el hablar y movernos tanto, pueden ser formas de liberar la tensión antes de sentirnos relajados. Lo ideal sería que funcionara como un botón de encendido y apagado, que pudiéramos nosotros controlar en todo momento, pero el cuerpo no es así. Nuestro cuerpo tiene sus propios procesos, que funcionan de forma gradual y con mucha sabiduría. Por eso los temblores pueden ser una señal positiva que nos indican que ya estamos a salvo y podemos darnos permiso de relajarnos (así como el animal cuando se da cuenta de que ya se fue el león).

¿Qué hacer al respecto?

  1. Permítete sentir el temblor sabiendo que no es peligroso

Cuando te llegue el temblor recuerda la información que aquí te hemos compartido y date un momento para observarlo, permitirlo sin interferir, sin tratar de relajarte rápido. Al contrario, date una pausa y un momento para dejar que tu cuerpo haga lo que tiene que hacer. Es normal que al intentarlo sientas miedo de perder el control, pero esto es una práctica que poco a poco puedes ir aprendiendo: confiar en tu cuerpo y permitirle liberar su tensión.

También es normal que al hacer esto sientas ganas de llorar, salir caminando o moverte, así que trata de permitir esa liberación también, verás que después quedas más relajado. Al terminar, date un momento para felicitarte por la valentía de permitirte sentir, abrázate y descansa o haz tus actividades con calma. Si quieres saber más sobre el Paso 1 del tratamiento que nosotros proponemos, el cual consta precisamente de hacer un alto y sentir, puedes leer más aquí.

  1. Ayúdale a tu cuerpo a liberar tensión

Después de que permites que tu cuerpo tiemble, puedes sentir que todavía necesita que le ayudes a liberar más tensión. Para esto puedes temblar un poco más a propósito, cuidando tu cuerpo para no lastimarte.

Puedes recostarte en tu cama en posición fetal y poco a poco ir temblando hasta que llegues a estirar piernas y brazos, dejando que tu cuerpo brinque cuanto quiera. También puedes sacudir manos y pies, como si estuvieras quitándote un exceso de agua. Lo importante es que no nada más permitas que el temblor se lleve a cabo, sino que exageres los movimientos y aflojes el cuerpo para que puedas liberar la mayor cantidad de tensión posible.

Ahora, es normal que en otras ocasiones puedas volver a sentir la necesidad de temblar: así que recuerda respetar los ritmos del cuerpo mientras que le ayudamos con todo lo demás.

  1. Genérate una vida más relajada y equilibrada

Una vez que pasen los momentos de temblor, hay que trabajar en reducir los niveles de tensión, cortisol y adrenalina en general. ¿Y cómo logramos esto? Procurando una vida más saludable, relajada y equilibrada, estableciendo hábitos como los estiramientos, el sueño reparador y el ejercicio aeróbico, por ejemplo.

También el baile puede ser de mucha ayuda si tu cuerpo está buscando sacudirse para liberar tensión.

  1. Resuelve el trauma, el shock o la infancia difícil

Igualmente es importante revisar cuáles son esas situaciones que te han hecho sentir en peligro, originando que acumules tensión, para que así aprendas a trabajarlas, procesarlas y puedas completar lo que sea que quedó inconcluso.

Es importante que puedas descubrir que en el presente estás a salvo y que generes un ambiente y relaciones interpersonales en las que realmente puedas confiar y relajarte.

Por esto mismo, dentro de la Membresía de Desansiedad contamos con el curso Sana tu niño interior, ya que sanar la infancia sí es importante para procesar todos estos eventos. Mientras tanto, puedes ir descargando este eBook gratis en el que te platicamos cómo puedes empezar a sanar tu niño interior.

  1. Mejora tu dieta

También te recomiendo ampliamente que disminuyas o evites totalmente el consumo de sustancias como la cafeína, taurina o estimulantes de tu sistema nervioso o metabolismo. Hay que procurar una dieta baja en azúcares, químicos y harinas procesadas, ya que todo esto también sobreestimula a tu sistema nervioso.

Mejor procura consumir muchas verduras y grasas vegetales buenas para tu cerebro. Si quieres saber más sobre los alimentos que recomendamos para disminuir el estrés y la ansiedad, revisa este artículo.

Y así como hay que evitar estimular nuestro sistema nervioso a través de la dieta, también hay que procurar disminuir la cantidad de noticias, pláticas estresantes, películas o programas que te alteren y te sobreestimulen.

En Conclusión

‍Esperamos que estas recomendaciones e información te sean de ayuda. Sigamos en contacto, construyendo una vida más relajada para ti y para todos.

Antes de despedirnos, queremos recordarte que toda la información que aquí te compartimos no sustituyen lo que es una terapia psicológica o un diagnóstico. Por lo que te invitamos a buscar ayuda profesional para encontrar la guía adecuada.

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Colaboradores: Brenda Verdiguel y Pablo Aparicio.

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