Ansiedad Generalizada
Porque necesitas una cura “rápida”; porque estás desesperado; porque crees haber intentado otras cosas que “no funcionaron” y sospechas que tu problema es más orgánico que emocional o mental; porque en todos lados ves que se indican medicamentos para la ansiedad, o porque tu médico te lo recomendó.
Tomas pastillas para la ansiedad porque necesitas seguir con tu vida diaria y dejar de sentirte extraño, ¿cierto?
Y ahí está el dilema, ya que precisamente es la manera en la que llevas tu vida lo que te genera ansiedad. Pero como a veces se te dificulta poner pausa y hacer un alto, además de que queremos resultados rápidos, acudimos a los medicamentos.
Tomar pastillas para la ansiedad puede ser una salida fácil y momentánea: queremos tomar píldoras mágicas que nos curen de esta “terrible enfermedad”, pero esto realmente no es una cura de fondo o de raíz.
¿Que si funciona? Sí, claro que funciona, igual que una aspirina te quita el dolor de cabeza… Hasta que te vuelves a descuidar y tensar y regresa el dolor.
Quizás tomar pastillas te hace sentir que desaparece la ansiedad por un rato, permitiéndote sentir tranquilidad. Pero pasará el tiempo, ¿y qué harás cuando vuelvan a aparecer los síntomas?
Sobre todo cuando tomamos pastillas sin hacer a la par un trabajo o proceso personal de transformación tal como un proceso terapéutico.
En realidad no nos estamos responsabilizando por nosotros mismos, no estamos tomando las riendas de lo que nos pasa, al contrario, estamos dejando que alguien fuera de nosotros se encargue de nuestra situación. Y eventualmente esto dejará de funcionar.
Recordemos que las pastillas actúan sobre tus síntomas, pero en realidad no se está trabajando en el origen de ellos, por lo que si te vas sintiendo mejor físicamente es muy probable que creas que todo se ha ido; sin embargo, lo más probable es que si no te hiciste responsable de trabajar en ti sobre las causas de tus síntomas, a la larga volverán a aparecer en la misma o diferente forma.
Los medicamentos para la ansiedad, así como los de la depresión, se empezaron a recetar para que la persona pudiera estar tranquila y tuviera la capacidad mental de racionalizar sobre su situación, ya que la intensidad emocional no se lo permitía.
Llegaba la gente a terapia y al tener tantos síntomas físicos y emocionales, se le dificultaba al terapeuta mantener un diálogo socrático o de debate. ¿La solución? Una pastilla que le adormeciera los síntomas mientras trabajaban en terapia para acceder a las emociones.
El problema actual radica en que los medicamentos se recetan para sedar los síntomas y mejorar el estado de ánimo, pero sin el acompañamiento de una terapia.
Entonces, lo que sucede al finalizar el tratamiento es que, si la persona no generó cambios en su interior a nivel emocional o cognitivo, tarde o temprano, ante nuevos estresores de la vida real, la ansiedad regresará.
Así es que los medicamentos para la ansiedad se recetan para que a la par puedas hacer una terapia o un proceso de crecimiento personal que te dé las herramientas para saber enfrentar el estrés diario, el cual es la causa real de tu ansiedad, no sólo algo físico que tienes que curar.
Necesitas saber que tu cerebro no es independiente a tu cuerpo ni a tus emociones. La química de tu cerebro está en comunicación con tus pensamientos, acciones y emociones. Una sin la otra no puede existir.
Lo importante aquí es que tú puedes generar un cambio metabólico al modificar tus patrones de pensamiento y emociones. Eso está más que demostrado.
Basta con leer este artículo para que encuentres un sustituto poderoso: Mindfulness y su efecto en el cerebro.
También puedes probar restablecer el equilibrio en tu cuerpo con terapias alternativas como la homeopatía, flores de Bach, acupuntura, ejercicio. Pero sobre todo con un cambio en la manera en la que interpretas la realidad, incluyendo tus creencias.
Si tienes ansiedad, necesitas entrar en un proceso interior de evolución y crecimiento. Y si te pasas por el arco del triunfo ese proceso, relajando nada más los síntomas incómodos, entonces te perderás de la oportunidad de evolucionar y de ubicarte en un lugar mucho más consciente, libre y pleno en tu vida.
Y, eventualmente, la ansiedad regresará a pedirte que atiendas lo que tienes que resolver para dejar de generarla en tu interior. Digamos que de evolucionar nadie se salva, pero sí puedes elegir la forma y el momento en el que lo haces.
Cuando ya intentaste todo (medicina alternativa, terapia, talleres, ejercicios de relajación, meditación, alimentación saludable, tomar vacaciones, hacer actividades que disfrutas, perdonar, sanar las heridas del pasado) y sigues sintiendo ansiedad elevada.
En ese caso, quizás tu cuerpo sí necesite la ayuda de algún agente externo un poco más fuerte para relajarlo.
Hay personas que, con la ayuda de los medicamentos, salen adelante: toman pocas dosis, durante poco tiempo, y mejoran su vida en muchos sentidos.
Son personas cuya ansiedad quizás fue consecuencia de algún suceso momentáneo, mas no de un patrón de personalidad de tiempo atrás.
Revisa qué tanto la ansiedad llegó a ti por una forma de reaccionar ante la vida, por tener un patrón de interpretar negativamente lo que te pasa, de acumular emociones, de descuidarte en tus necesidades básicas haciendo a los demás prioridad, de vivir altos niveles de estrés por mucho tiempo. Y, teniendo esto en mente, te recomendamos que te animes primero a probar la terapia.
También es importante que siempre la toma de medicamentos esté guiada por un médico especialista. Tal como lo mencionamos anteriormente, los medicamentos causan alteraciones bioquímicas, por lo que tomarlos no es como tomar un ibuprofeno cuando te duele la cabeza… Un médico debe guiarte en cuanto a la dosis, frecuencia y tiempo de tratamiento, así como acompañarte para saber qué fármaco es el indicado para tu organismo.
Seguramente ya sabes las desventajas de tomar medicamentos: que si generan dependencia física y emocional, que si dejarlos es difícil, que si además de los síntomas ya conocidos te pueden dar otros que te generan más ansiedad, que si te limitan de poder manejar, que si te tienen dormido todo el día…
Estas son desventajas que pueden ocurrir en ciertos casos, sobre todo cuando no se tiene la guía adecuada y a un buen especialista que te acompañe en este proceso. Es verdad que muy probablemente durante el tiempo que tomes los medicamentos tendrás que cambiar algunos aspectos de tu día a día y es posible que esto te cause un estrés extra.
Pero la desventaja principal podría ser que estás dejando que ellos hagan por ti lo que tú tienes que hacer.
Claro que por un momento te ayudarán a segregar ciertos químicos en tu cerebro, pero lo harán con ayuda externa. ¿Y qué pasará cuando dejes esa ayuda? Si no aprendiste a generar esas sustancias por ti mismo, tu cuerpo resentirá la ausencia del medicamento y no sabrá cómo generarlas.
Así es que, tarde o temprano, la ansiedad volverá y te encontrará con un poco menos de fuerza y entusiasmo para ahora sí hacer lo que en un inicio tenías que hacer.
Opción 1
Ir al psiquiatra y pedirle que te recete algún ansiolítico, saliendo pasas a la farmacia, pides el medicamento, abres la caja, te tomas la pastilla, y listo, adiós, ansiedad.
Ventajas de la opción 1:
Opción 2
Haces una evaluación interior de qué ha estado pasando dentro de ti que te tiene hoy así, platicas con tus seres queridos sobre el hecho de que no te sientes fuerte y que necesitas de su ayuda (quizás tu familia no es muy sensible, pero igual te quiere y buscará la manera de ayudarte).
Empiezas a generar cambios en tu estilo de vida, aprendes a decir que no para dedicarte tiempo a ti, asumes la responsabilidad personal que tienes sobre la ansiedad, te esfuerzas y activas la paciencia, asistes a terapia y comienzas el camino de evolución.
Ventajas de la opción 2:
Recuerda que el camino fácil no siempre es el que te lleva de salida.
Bueno, tampoco te asustes o estreses si ya estás tomando pastillas. Lo que te recomendamos entonces es que no pretendas nada más tomar pastillas para salir de la ansiedad, sino que combina ese tratamiento con una terapia de preferencia con enfoque cognitivo conductual, con un terapeuta humanista.
Identifica esos hábitos mentales y conductuales que te generan ansiedad, escucha videos al respecto, infórmate y capacítate para que la evolución dentro de ti de todas formas se lleve a cabo.
Finalmente, ten presente que lo ideal es tomar pastillas por un corto tiempo. Si ves que ha pasado mucho y no has logrado salir de la ansiedad, entonces busca otro tipo de terapia.
Si después de leer este post dices empoderado: “¡Hasta aquí! ¡Ahora mismo dejo de tomarme el clonazepam!” (o cualquier ansiolítico que tomes), NO LO HAGAS.
Por nada del mundo te automediques o te quites el medicamento de golpe y por tus pantalones. Ve con tu doctor y dile que quieres irlos dejando poco a poco, y a la par ve a terapia mínimo una vez por semana.
No hagas cambios en tus dosis sólo porque notaste que ya te sientes mejor, ni tampoco las aumentes porque sientes que no avanzas. Necesitas dejar que los medicamentos hagan efecto. Y eso requiere tiempo.
Sé que es desesperante y que lo único que quieres es volver a sentir tu cuerpo tranquilo, pero existen un muchas otras formas ayudar a que tu cuerpo regrese a su estado de tranquilidad:
Y quizás piensas que todo suena fácil y bonito pero que no tienes tiempo de hacerlo… Pues, adivina qué, de eso se trata precisamente. Que hagas un alto en tu rutina y busques un espacio para ti y para sanar, que te olvides del no tengo de otra, así me tocó, tengo que aguantarme, porque eso nada más está reforzando la ansiedad dentro de ti.
El origen de tu ansiedad es mental y emocional en su mayoría. Si fuera puramente física, no te inquietarían tanto los síntomas, tomarías vitaminas y listo. Así es que si el origen es mental, o sea, que depende del contenido de tus pensamientos, de tu manera de interpretar y de sesgar la realidad, entonces, ¿por qué habría de bastar nada más tomando pastillas?
Necesitas esforzarte un poco más, por lo que, con muchísimo amor, te invitamos a emprender ese viaje a tu propio autodescubrimiento y evolución personal.
Además, al hacer esto, no sólo te liberarás de la ansiedad, sino que también adquirirás mucha más plenitud de la que imaginabas.
En Desansiedad no nos hacemos responsables por las acciones llevadas a cabo a partir de la información contenida en este artículo, por lo que te sugerimos consultar con un médico antes de realizar cualquier cambio en tu alimentación y suplementación.
Asimismo, queremos recordarte que toda la información que aquí te compartimos no sustituyen lo que es una terapia psicológica o un diagnóstico. Por lo que te invitamos a buscar ayuda profesional para encontrar la guía adecuada.
Colaboradores: Pau Gámez y María Milagros.