Ansiedad Generalizada
Muchas personas toman medicamentos que les ayudan a combatir la ansiedad, pero ¿qué ocurre cuando quieren dejarlos? Es posible que vuelvan a sentirse ansiosos por el proceso de abstinencia. Por suerte, hay formas de reducir lentamente la dosis sin tener demasiados problemas. Estas son algunas recomendaciones que te damos para mantener la calma mientras dejas la medicación.
El síndrome de retirada de antidepresivos o ansiolíticos consiste en síntomas psicológicos y físicos que pueden surgir como consecuencia de la interrupción repentina de la medicación, ya sea que se suspenda, se omita o se reduzca la dosis.
El tratamiento diario con fármacos puede condicionar la disponibilidad de distintos neurotransmisores, lo que conlleva muchas consecuencias fisiológicas, así como un cambio en el estado de ánimo del paciente. Al suspender el tratamiento, el organismo necesita tiempo para adaptarse a los cambios, originando un periodo de posible aparición de síntomas, donde suelen ser más intensos que antes de iniciar el tratamiento. Esto, sin embargo, es sólo temporal y ocurre una vez que se alcanza una determinada dosis.
Dejar de tomar un antidepresivo o un ansiolítico de forma repentina puede causar síntomas de abstinencia que pueden ser incluso peores que el trastorno original, entre ellos ansiedad, insomnio, dolor de cabeza, mareos, cansancio, irritabilidad, náuseas, sensaciones de descarga eléctrica… En pocas palabras, reaparecen todos los síntomas que conocemos.
Es por eso que la mayoría de los fármacos antidepresivos deben retirarse gradualmente y siguiendo las indicaciones del médico que los recetó, incluso si se han utilizado durante mucho tiempo:
Respecto a los ansiolíticos, se debe tomar en cuenta la dosis del fármaco, el número de tomas diarias, el tiempo que el paciente lleva tomándolo, el número de veces previas que lo ha tomado, el grado de ansiedad que tenía previamente y si han cedido los estresores ambientales.
No sustituyas una pastilla por otra. Esto puede hacer las cosas aún más confusas y pudiera aumentar el riesgo de dependencia al fármaco en algunas personas. Es importante que no tomes ningún otro medicamento sin consultar antes a un profesional. Tanto si se trata de antidepresivos como de ansiolíticos, la combinación de ciertos medicamentos podría provocar efectos secundarios graves, como problemas cardíacos o convulsiones, por ejemplo.
Ten en cuenta estos hechos si quieres que todo vaya bien durante tu proceso de abstinencia. Recuerda que no hay solución "mágica" para todo el mundo, y que es necesario consultar con un profesional. Si las cosas se ponen demasiado difíciles, es completamente normal. Mucha gente experimenta síntomas como los que tú pudieras estar sintiendo, sobre todo en el proceso de dejar la medicación, así que si aparecen no te asustes. Por eso también es sumamente importante mantener una constante comunicación con tu médico, para que esté pendiente de ti en el proceso.
Los síntomas normalmente aparecen al cabo de unos pocos días después de suspender el fármaco o reducir la dosis.
Para las personas que toman la medicación a diario, la abstinencia puede provocar náuseas, vómitos y dolores de cabeza, así como un aumento de la sensación de estrés y agitación hasta que el cuerpo se adapte o reajuste su equilibrio químico produciendo menos cortisol. Después de varios días sin fármacos, los pacientes suelen experimentar también algunos síntomas de depresión, ya que se alteran los niveles naturales de neurotransmisores.
Otros síntomas muy comunes durante la abstinencia son el insomnio, la taquicardia, los espasmos musculares, la irritabilidad o los cambios de humor, y algunas personas incluso experimentan pensamientos suicidas como resultado de los cambios en el equilibrio químico.
Por lo tanto, si quieres dejar la medicación te recomendamos que primero hables con tu médico para saber si es el momento adecuado y empezar a reducir lentamente tu dosis hasta que finalmente llegues a cero. Esto le dará tiempo al cuerpo para reajustarse de forma natural, en lugar de forzar un final abrupto que puede hacerte sentir mal.
Hay muchas razones por las que alguien querría dejar de tomar ansiolíticos: algunos pueden sentir que ya no los necesitan, mientras que otros pueden sentirse incómodos con los problemas de dependencia asociados a esos fármacos.
Es por eso que hay formas para dejar de tomarlos lentamente, siempre y cuando estés siendo supervisado por tu médico.
Si sigues estos pasos, dejar los ansiolíticos te resultará más fácil. Recuerda que hay otras opciones disponibles si las cosas se ponen demasiado difíciles.
La retirada de los medicamentos para la ansiedad puede ser un proceso difícil. La buena noticia es que hay formas de hacer la transición más fácil e incluso posible sin medicación.
Además de estos consejos, deberías hablar con tu médico sobre qué otras opciones pueden funcionar para ti. Si quieres más información sobre cómo funciona la abstinencia o tienes alguna pregunta relacionada con ella, no dudes en ponerte en contacto con nosotros. Haremos todo lo posible por ayudarte para que te sientas seguro a la hora de tomar decisiones en el futuro.
En Desansiedad no nos hacemos responsables por las acciones llevadas a cabo a partir de la información contenida en este artículo, por lo que te sugerimos consultar con un médico antes de realizar cualquier cambio en tu alimentación y suplementación.
Asimismo, queremos recordarte que toda la información que aquí te compartimos no sustituyen lo que es una terapia psicológica o un diagnóstico. Por lo que te invitamos a buscar ayuda profesional para encontrar la guía adecuada de cómo dejar medicamentos para la ansiedad.
Colaboradores: Ana Pau y María Milagros.