Ansiedad Generalizada
"Hola, soy tu hijo, y sí, tengo ansiedad.
Pero no soy ansioso. No hay algo mal en mí. Simplemente estoy necesitando sentirme con un poco más de seguridad.
Mamá, papá, sé que te preguntas por qué me estoy sintiendo así y qué puedes hacer para ayudarme. También sé que cuando pierdo el control sientes miedo. Puedo notar esa preocupación y esa frustración en tu mirada. Créeme, yo también siento miedo, también estoy muy confundido y desesperado por sentirme mejor, así es que creo que vamos juntos en esto.
No estoy en tu contra, ni quiero hacerte la vida imposible, más bien juntos podremos superar esta etapa. Por eso, lo primero que quiero pedirte, es que hagamos equipo y dejemos de luchar entre nosotros.
Lo que me pasa es que traigo tantas emociones dentro y tanta tensión que no sé cómo expresarlo. Tampoco sé qué hacer con eso: tan sólo sale de mí haciéndome explotar.
Tengo muchas necesidades que no están siendo cubiertas y todo esto es tan sólo un grito de ayuda. Y sí, estoy pidiendo de tu atención para que veas qué estoy necesitando y acomodes varias cosas en nuestras vidas para que todos estemos mejor.
Lamento si te asusto o si te hago enojar. De verdad que no es mi intención. Pero necesitaba hacerme escuchar.
Y decidí escribirte esta carta para decirte qué es lo que estoy necesitando y sepas qué puedes hacer para ayudarme a dejar de sentir tanta ansiedad.
Primero, necesito que me des permiso de sentirme mal, que te olvides de esa imagen que tenías de mí siendo perfecto y te des cuenta de que no lo soy, así como tú tampoco lo eres, nadie lo es. Trata de mirarme y aceptarme como soy. Aceptar que tengo emociones. Que soy humano. Dame permiso de sentir esas emociones antes de querer quitármelas.
Sé que esto no es fácil, porque aprendiste que sentir miedo es malo, que debemos ser fuertes todo el tiempo, que está mal llorar, que debemos aguantarnos. Pero con lo que me está pasando, todos, como familia, vamos a aprender a darnos permiso de sentir. Y eso es bueno.
Después necesito que me enseñes a ponerle nombre a eso que siento, a ubicar dónde se siente en mi cuerpo, y entonces sí, saber qué hacer con eso que siento para poder relajar, sin presionarme por quitarlo rápido, sin regañarme si no lo logro, más bien, acompañándome mientras que tú también relajas lo que sientes en ese momento. O sea, necesito que nos relajemos juntos.
Otra cosa que necesito es que sí me pongas límites. Pero que lo hagas con más claridad, constancia y, sobre todo, con amor. Necesito un poco más de certeza con lo que está pasando, que no me ocultes las cosas que son importantes para mí. Pero al mismo tiempo no necesito enterarme de todos los problemas del mundo que tienen ustedes los adultos, ni mucho menos hacerme responsable de ellos.
Necesito menos regaños y más abrazos. Menos pantallas y más juegos. Risas, apapachos y atención. Necesito de tu tiempo, de tu mirada y tu comprensión.
Recuerda que por más intelecto o capaz que me veas, soy un niño, y lo único que necesito es aprender, jugar y sentirme amado. No siempre me comportaré como esperas que lo haga, estoy aprendiendo, y de quien más aprendo es de ti. Por eso me gustaría sentirme más seguro de que tú llevas el timón del barco, pero al mismo tiempo saber que eres humana y también tienes emociones. Me encantaría ver cómo tú misma regulas tus emociones. Esa sería la mejor forma que tendré para aprender a hacerlo por mí mismo. No me pidas que me calme, no sé cómo hacerlo, pero sí puedo observar cómo tú lo haces.
Por otro lado, sé que las cosas cambian todo el tiempo, pero me gustaría tener algunas que sean estables, de las que me pueda tomar. Por ejemplo, rutinas en las que podamos platicar, que me sienta visto y escuchado por ti.
Quisiera decirte que no hay algo malo en mí, al contrario, hay muchas cosas bien en mí, simplemente estoy respondiendo a algo que no está funcionando del todo. Como si fuera un termómetro que indica que algo necesita atención o mejoras en nuestra dinámica diaria familiar. Soy la oportunidad para mejorar todos como familia y aprender a hablar más de nuestras emociones, con empatía y comprensión. Soy quien reflejará cuando estemos caminando hacia un lugar de poco equilibrio y, por el contrario, cuando estemos con mayor equilibrio y armonía.
Mamá, papá, la ansiedad que siento te hará querer protegerme aún más y evitar aquello que me da miedo, pero, en lugar de eso, necesito que me ayudes a reconocer lo que siento y validarlo y me acompañes a enfrontar y superar esos miedos. No me hagas sentir débil o raro por sentir miedo, más bien, dime que es normal sentirlo y acompáñame a enfrentarlo.
Ya para terminar, quiero darte las gracias por tomarte el tiempo de escuchar lo que hoy te necesitaba decir. Gracias por todas las cosas que estás haciendo para entender lo que me pasa y poder ayudar. Hay mucho más por descubrir y resolver, pero sé que juntos lo vamos a lograr.