No es de extrañar, pues muchas de nosotras crecimos con ideas falsas y limitantes en relación al llanto. Mientras fuimos creciendo se nos dijo que no deberíamos llorar, y se nos hizo sentir que llorar era malo.
Afortunadamente, hoy sabemos que llorar es una manera sabia en que nuestro cuerpo libera tensión física y emocional además de que activa un proceso de recuperación.
Otro de los mitos que acompañó a la crianza durante años fue la idea de que si una niña(o) nos veía llorar, podría generar un trauma o alguna consecuencia indeseable. Por lo que la usanza era cubrir las emociones, intentar fingir que no pasaba nada y guardar toda esa tensión fuera de la vista de niñas y niños. Si las lágrimas se desbordaban, se aseguraba que todo estaba bien, que no pasaba nada.
Sin embargo, niñas y niños notan la incongruencia entre lo que sienten y la explicación alterna, o ausencia de explicación que se les da. Esto da pie a que se sientan confundidos, irritables e inseguros y saquen sus propias conclusiones: “¿Será que yo hice sentir mal a mami?”, “¿Qué hago para que se sienta mejor?”. Como ves, esta práctica no da buen resultado ni para ellos ni para nosotras.
Mamás y papás tienen emociones intensas que necesitan ser liberadas. Y al mismo tiempo, niñas y niños necesitan aprender, copiar, “absorber” del ejemplo de sus adultos formas de gestionar sus emociones, especialmente las intensas. Así que ahora está en tus manos derrocar el mito que dice que el llanto es malo y enseñar con el ejemplo que llorar está bien, que ayuda a sentirse mejor y que es una de las partes que componen la gestión emocional.
Así que si en alguna ocasión te sientes rebasada, cansada, triste, colmada, frustrada y sientes ganas de llorar, no tienes que aguantar tus lágrimas ni obligarte a fingir que te sientes bien. Más bien, si lo necesitas te invito a llorar conscientemente, con la intención de liberar todas esas emociones que experimentas. Notarás que después de un rato te sientes descargada, además de que activarás tu compasión y le darás un respiro a tu sistema nervioso.
Otra consecuencia positiva es que le estarás modelando a tu hija(o) que las emociones son pasajeras, y que es bueno expresarlas y liberarlas a través del llanto. Si además de llorar usas otra estrategias que te sean útiles (meditar, escribir en tu diario, salir a caminar, escribir cartas, hablar con una amiga, darte un baño caliente, etc.) platícale a tu hija(o) todo eso que haces para sentirte mejor después de liberar tus emociones.
Por supuesto que es importante que la niña(o) no se convierta en tu mini psicóloga, ni en la amiga con la que te descargues. Recuerda que es una pequeña(o) que necesita sentir que cuenta con una guía que, aun cuando experimente emociones desagradables, se sigue encargando de satisfacer las necesidades de ambas.
Para transmitir la lección correcta y evitar que tu hija(o) se asuste, se responsabilice, piense que ella es responsable de hacerte sentir mejor o que fue su culpa que te sientas así, te invito a considerar los siguientes 5 puntos:
1. Dí la emoción que estás sintiendo y reafirma que el llanto te ayuda a sentirte mejor.
“Karla, me siento triste (enojada ,frustrada, etc.). y llorar me ayuda a liberar esa emoción y a sentirme mejor”.
2. Expresa concretamente que activó esa emoción sin entrar en detalles que no pueda procesar:
-“Gaby, algo en mi trabajo no salió como pensaba.”
-“Tuve una discusión con una amiga”
-“Algo no salió como esperaba”.
3. Comenta que no te vas a sentir así para siempre ya que las emociones se sienten y luego pasan y se van.
“Carlos, en un rato me vas a ver diferente. Igual que como te pasa a ti cuando te sientes triste, después de un tiempo te sientes diferente ¿te acuerdas?”
4. Recuérdale que tú tienes herramientas para gestionar tus emociones.
“Ana, aunque ahora estoy triste y sé que hacer cuando me siento así. Llorar, pensar, dibujar, salir a caminar, estar sola un rato. De esto yo me encargo”.
5 Por último, dile que le avisarás cuando te sientas diferente.
“Joel, cuando me sienta diferente voy a tu recámara a darte un abrazo, mientras ve a jugar, de esto me encargo yo”.
Permite que tu hija(o) exprese cómo se sienten al verte llorar. Después de escucharla y validarla, agradece que te cuente cómo se siente y expresa que comprendes que se sienta así. Reafirma que sus emociones pasarán igual que las tuyas, y que después de un tiempo, ambas se sentirán mejor.
Si tu emoción es tan grande que te sientes desregulada, pide espacio y cuando te sientas más tranquila, regresa a platicar estos puntos con tu hija (o).
Si notas que necesitas ayuda para procesar tus emociones o para resolver alguna situación que te abrume busca ayuda. Recuerda que en Crianza Desansiedad estamos listas para acompañarte.